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la mirada

Encaje de bolillos

Pedro Sánchez deberá armarse de paciencia como las palilleiras de Camariñas para lograr ser presidente

Encaje de bolillos tendrá que hacer Pedro Sánchez para lograr su investidura como presidente y gobernar con cierta estabilidad. Deberá armarse de paciencia como las palilleiras de Camariñas, que para hacer un metro de una puntilla no muy ancha pueden pasarse todo el día. Y más paciencia para que luego no se le deshaga el punto y todo se vaya al garete. Encaje de bolillos, digo, porque para retener el sillón de Moncloa y mantenerse en él no necesita solo el acuerdo de Unidas Podemos. También debe contar con el sí o la complicidad de la gran mayoría de estos actores: BNG, Más País, PNV, PRC, Nueva Canaria, Teruel Existe, ERC, Bildu o Junts per Catalunya. Son demasiados intereses, y todos diferentes, para conciliarlos y que al tiempo no se desmonte el castillo de naipes.

Pedro Sánchez también deberá hacer encaje de bolillos con los suyos porque ya han surgido voces en contra de que busque el aval de ERC o del propio pacto con Unidas Podemos. Felipe González dice sentir "orfandad representativa como los jóvenes".

Las elecciones del domingo, repetición electoral de la que ya se habrán arrepentido en el PSOE y Unidas Podemos, han dibujado el Congreso más fragmentado de la democracia, con 17 fuerzas con representación parlamentaria. También el más polarizado. En un extremo podemos colocar a Vox, con 52 escaños nada menos, y en el otro a Bildu y la CUP.

Y por primera vez en España, desde la Guerra Civil, va a haber un Gobierno de coalición y por primera vez el PSOE va a gestionar el país de la mano de un partido que está a su izquierda. En este marco, los políticos gallegos ya se han puesto el chip de elecciones autonómicas y ya están en precampaña. No se han quitado el traje de mitinear. El BNG, incluso, acaba de abrir el proceso para elegir a su candidata a la Xunta, un puesto reservado para Ana Pontón. |

| PPdeG. Alberto Núñez Feijóo ya ha afilado su argumentario y calificado de "error histórico" que el PSOE permita la entrada en el Gobierno de España "del Partido Comunista". Será "letal para la España constitucional", alerta el presidente de la Xunta. Ya están definidas las bases de la campaña del PP gallego para revalidar la mayoría absoluta y amarrar San Caetano: advertir de un Gobierno Frankenstein primero en España, sacarle punta a todos sus posibles errores y a partir de ahí ventear la amenaza de un Ejecutivo similar en Galicia. Objetivo: atraer a las siglas del PP a los 180.000 electores que el pasado domingo votaron en Galicia a Vox o Ciudadanos. Los necesita, pues el domingo aunque recuperó el liderazgo, al ser la fuerza más votada, la distancia con el PSdeG es estrecha, apenas 10.000 votos.

Si en los comicios autonómicos, previstos para el año próximo, se concentra el voto de derechas y centroderecha, el PPdeG puede mantenerse al frente de la Xunta y Feijóo, el candidato oficioso, repetiría la hazaña de lograr mayoría absoluta, toda una excepción en una España política multipartidista y tremendamente voluble o líquida.

Cuestionar el Gobierno que pueda conformar Pedro Sánchez es una manera de socavar la alternativa de Gonzalo Caballero, pues el PSdeG fía en muy buena medida su llegada a San Caetano a la ola del PSOE. En todo caso, más allá de la estrategia electoral, es comprensible parte del temor de Feijóo al nuevo Ejecutivo. Atado o dependiente de tantos partidos, surge la duda de cuáles puedan ser sus concesiones se si plantea la reforma autonómica o cuál será el reparto de inversiones territoriales en los próximos presupuestos.

Feijóo ha sido una de las voces políticas más beligerantes esta semana contra el pacto de PSOE y Unidas Podemos. Ha asumido un perfil propio y se ha desmarcado de Génova, al proponer un pacto del PP con los socialistas, si rompían con Unidas Podemos. Se ha convertido así en el abanderado de la abstención patriótica del PP, con el apoyo de los presidentes de Andalucía y Castilla y León, Juan Moreno y Alfonso Mañueco.

Pablo Casado respiró tranquilo el pasado lunes con el acuerdo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias porque no quiere verse obligado a la abstención y dejar a VOX el papel de azote del Gobierno. ¿Gustaría a Casado el movimiento del líder gallego?

| PSdeG. El modo electoral que ya lo contamina todo lleva a Gonzalo Caballero a obviar que su partido retrocedió en votos el domingo, para intentar fijar ante la opinión pública la idea, que es cierta también, de que "el 54% de los gallegos el 10-N votaron a fuerzas progresistas". El mensaje a remarcar es que la alternancia política es posible en Galicia, y que hay una mayoría ciudadana dispuesta a apostar por ello. Y si Feijóo le ataca con las alianzas con los independentistas él no se apea de la boca a Vox. Es su arma de erosión contra el PPdeG, aunque el partido de Santiago Abascal no ha logrado representación.

| Bloque. El BNG sabe que tiene una baza clave para apuntalar su recuperación electoral de cara a las elecciones autonómicas: su escaño en el Congreso, un solo escaño, pero necesario en la suma para investir a Pedro Sánchez. Tiene que extraerle todo el jugo, sacarle todo el provecho a esa acta de diputado. Si Pedro Sánchez quiere el sí de Néstor Rego tendrá que pagar por ello.

Ana Pontón ya ha advertido que no habrá un "cheque en blanco" y ha puesto encima de la mesa la crisis industrial de Galicia, el declive demográfico y el retraso en infraesctructuras claves para el desarrollo del país. Tampoco se ha mostrado demasiado receptiva al preacuerdo de Sánchez e Iglesias. "No aclara nada", lamenta.

La formación frentista exigirá contrapartidas, no habrá regalos, pero nadie se imagina al BNG quedando al margen, y ésa es una baza que los negociadores usarán a su favor. Su hándicap, que la tarta es la que es, y son muchos para repartir. Las comparaciones serán inevitables en esta subasta de demandas territoriales. ¿Quién sacará mayor rédito a sus escaños?

| Galicia en Común. La coalición de Yolanda Díaz y Antón Gómez Reino también olvida que en 2016 tenía seis escaños en el Congreso y que el domingo solo revalidaron los dos diputados de abril y se dejaron en el tintero 52.000 votos en medio año. "Nuestro espacio está totalmente consolidado", proclama Yolanda Díaz, para acto seguido instar a todas las fuerzas de izquierda a "hacer lo posible por conseguir una Galicia liberada del PP".

La alternativa se la juegan en Madrid. Si el potencial Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias arranca con suavidad, sin tensiones internas, sin asustar a nadie, si se ponen a gobernar, si de aquí a la próxima cita con las urnas la coalición funciona como una seda, es efectiva, eficaz, y no recuerda a un matrimonio de conveniencia mal avenido ... la opción de repetir cogobierno en Galicia, en esta ocasión con el concurso del BNG, ganará enteros.

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