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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El "ejército"

A primera vista, dado que no solo de encuestas electorales vive la ciudadanía y puestos a elaborar una especie de ranking entre los departamentos más imaginativos de la Xunta, es más que posible que lo encabezase la Consellería de Medio Rural. Y no se pretende minusvalorar a las otras, pero al menos desde una opinión personal, esa es la que en los últimos meses más ideas positivas tiene aportado para buscar salida a problemas que llevan demasiado tiempo en la lista de espera. Las demás, con alguna excepción, van "por el libro", lo que -como mínimo- es lento y provoca dudas acerca de si la solución llegará a tiempo.

Se ha comentado ya, por ejemplo, que su propuesta para crear una suerte de consorcio dependiente de la Xunta para abordar la cuestión de la extinción de incendios sumaba en vez de restar, aparte de que ofrecía algunas garantías que ahora mismo no aparecían del todo claras. Y se insistía también en que el otro gran capítulo, el de la prevención, se fortalecía, aunque quizá no lo suficiente como para sosegar del todo los espíritus inquietos, aparte por supuesto de que se mantenían dudas entre los propietarios, comunales o particulares, de los montes.

Siempre desde una perspectiva que pretende ajustarse a lo que hay, cuanto se comenta ahora -y que procede de una información de este periódico- es un paso puede que trascendente en la estrategia de Medio Rural: la creación de un "ejército", en minúscula y entre comillas, pero sin disminuir su importancia, que aporte medios a la lucha contra el fuego. O a su prevención, porque integrar en la vigilancia a propietarios, senderistas, radioaficionados, deportistas y cualesquiera otros voluntarios que estén dispuestos a colaborar en una tarea común. Que se necesita siempre, pero que para objetivos concretos es básica.

Hay algo más que decir. Que, a poco que la capacidad imaginativa se amplíe, y sin exagerar, podría añadirse otro elemento, también en la buena dirección, a lo que pretende la Xunta. Porque si hay alguna cosa clara ya en este apartado de lo forestal es que el tantas veces reclamado Pacto por el Monte no se va a alcanzar "por arriba". Es decir, desde los partidos, y/o los sindicatos o/y otros grupos o fuerzas sociales. Por lo tanto, es necesaria una óptica distinta e incluso una modificación en la estrategia elaborada para conseguirlo: hay que ir desde abajo.

Precisamente eso es lo que podría lograrse desde la actual posición de la consellería: si aquellos que podrían hacer el Pacto no se ponen a ello, será necesario echar mano en su lugar de los que no lo necesitan de forma específica. Y esos son todos -e incluso alguno más que podría entrar en la petición- los que ha llamado "a filas" el Ejecutivo autonómico para que se pongan a la tarea de cuidar, racionalizar y sobre todo proteger el valor común que ellos sí han sabido ver y están dispuestos a cuidar. En un Pacto del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Como la democracia bien entendida.

¿O no...?

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