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Cantera en clave de Sol

Más auditorios, más intérpretes, más ciclos, más variedad? Y, aun así, los conciertos de música clásica precisan una revisión. Llenar un teatro requiere tanto del esfuerzo organizador como un producto de calidad. La Orquesta Sinfónica de Galicia lo es y no podemos perderlo, al menos no en Vigo.

Los aplausos, tanto presentes como futuros, aquí los tiene. Tan solo hay que ver las aulas de los dos conservatorios de la ciudad, tanto el Profesional como el Superior, que rozan año tras año el lleno en sus matrículas. Aficionados y amantes de lo clásico con la ambición de ser ellos los que en no mucho tiempo suban al escenario. Incluso estudiantes foráneos apuran intercambios animados por la cultura musical olívica. Si Vigo pierde estas citas musicales, estos perderán los referentes en los que reflejarse, y quizás también este interés. Como todo, esta afinidad hay que saber conservarla. La cantera olívica demanda los mejores espejos en los que mirarse y es obligación de estas organizaciones y administraciones ofrecérselos y no hipotecar su afición a la reproducción de un vídeo o un audio. Solo con los directos se aprende a escuchar.

Junto a estas futuras promesas se entremezclan también los diferentes colectivos de melómanos que luchan, con más o menos ayudas, para mantener viva esta predilección. No sería justo que para admirar y empaparse de los acordes de la considerada por muchos una de las mejores orquestas como es la Sinfónica de Galicia, financiada en parte por todos los gallegos, fuese necesario desplazarse. Y no hablo de a los palcos de Beiramar ni a los de García Barbón, sino a A Coruña u otras ciudades cuando el peso de Vigo es superior.

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