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la mirada

Objetivo: Estar en todas partes

El viernes por la tarde de la semana pasada el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, se dio un paseo por Betanzos, localidad cercana a A Coruña de 13.000 habitantes. No estaban convocados los periodistas, ni los fotógrafos ni los cámaras de tv. Su comitiva tampoco era muy amplia. Buscaba el acercamiento con la ciudadano y terminó charlando con quien por allí pasaba. En el palco de la música de la plaza del pueblo, se colocaron unas sillas y el presidente escuchó sus inquietudes, sus quejas, sus demandas y lanzó su mensaje.

Volvió a pasar el martes pasado en Marín. Aprovechó que asistía a la Junta Directiva del PP de Pontevedra para dar un paseo por la localidad, y sin la interferencia de periodistas y fotógrafos intentó una comunicación más fluida con los electores.

Volverá a suceder. Habrá más microactos como éstes. Hay elecciones el 10-N y el próximo año hay comicios autonómicos. Feijóo persigue el cara a cara y se arriesga a escuchar críticas y no solo lisonjas. Pretende testar el pulso de la calle, detectar el grado de entusiasmo con su proyecto o el desgaste que diez años de gobierno le han supuesto. Las encuestas no lo dicen todo. El líder del PPdeG quiere ser "accesible" y además "se maneja bien en las distancias cortas", y así explican desde el PPdeG esta actividad fuera de la agenda pública.

No solo Feijóo se ha echado a la calle a entrar en contacto con los ciudadanos. También ha enviado a sus conselleiros. La Xunta acaba de remitir al Parlamento su proyecto de presupuestos para 2020. Son 10.148 millones de euros, y el gasto social asciende a 7.401 millones. Educación, Sanidad y Servicios Sociales se comen el 80% del incremento presupuestario del año que viene. "Es el mayor gasto social de la historia de Galicia", proclaman desde el Ejecutivo autonómico y hay que exprimirlo. Por eso, se ha ordenado a los conselleiros salir a 'vender' su gestión y anunciar las nuevas partidas de gasto.

El mismo viernes, un día después de la aprobación en el Consello del proyecto presupuestario, la titular de Política Social, Fabiola García, anunciaba que la Xunta financiará la gratuidad del segundo hijo también en las guarderías municipales, privadas y de iniciativa social.

Ese mismo día, la conselleira del Mar, Rosa Quintana, adelantaba en Vigo que el próximo año aumentan un 50% los fondos para la renovación de la flota del Servicio de Guardacostas. Y la titular de Infraestructuras, Ethel Vázquez, lanzaba su anuncio en Lugo, el conselleiro de Economía, Francisco Conde, desde Viveiro, el responsable de Cultura, Román Rodríguez, en Santiago y el conselleiro de Agricultura, José González, desde Ourense .

A partir de ahora toca menos despachos y más calle que nunca. Tal cual misioneros deben salir a predicar la buena nueva por las cuatro esquinas gallegas, recalando siempre en las siete urbes. Es la orden. ¿Y cuál es el mensaje? Que en Galicia hay un Ejecutivo estable con proyectos en cartera, mientras el Gobierno central llegará a 2020 con las cuentas de 2018 prorrogadas. Y la oposición, cada vez más fragmentada, no está en condiciones de ofrecer la misma estabilidad que el PPdeG.

La intención es "visibilizar la gestión de la Xunta", pues en San Caetano tienen la percepción de que muchas de sus acciones los gallegos las desconocen o no saben a quién atribuirsela. De ahí, la aparición en los últimos meses de grandes paneles y carteles al lado de infraestructuras, solo para que quede claro que la obra la pagó la Xunta. Parecen anuncios pensados para miopes. Imposible no verlos.

Y en esa estrategia de "estar en todos los sitios", no podían olvidarse de las redes sociales. Igual que Donald Trump o Emmanuel Macron, el líder del PPdeG es cada vez más activo en las redes sociales, bien sea Twitter, Facebook o Instagram. Esta semana anunció nuevas rebajas fiscales. No era la primera vez. Vía Instagram, red a la que se unió en julio de 2018, ya adelantó su último cambio de gobierno y las medallas de Oro de Galicia de este año.No será la última. Hay que estar en todas partes. Ese es el lema de la Xunta y el PPdeG de aquí a las elecciones autonómicas de 2020.

| Conciliación y corresponsabilidad. La UE hizo público esta semana un informe sobre igualdad. En una escala del 1 al 100 donde el 1 es la desigualdad absoluta y el 100 el equilibrio perfecto entre hombres y mujeres, la media de la UE está entre el bien y el notable con un 67,4. Apenas ha mejorado 5,4 puntos desde 2005. España aparece en la novena posición, con un notable (70,1 puntos).

"Estamos avanzando en la dirección correcta, pero aún nos queda mucho para llegar a la meta", advierte Virginija Langbakk, directora del Instituto Europeo de Igualdad de Género. "La desigualdad de género está impidiendo que Europa alcance todo su potencial", afirmó la comisaria europea de Justicia, Consumidores e Igualdad de Género, Vera Jourová.

El Fondo Monetario Internacional también se ha sumado al carro de la igualdad. Le ha visto la utilidad. ¡A buenas horas! Ayuda al crecimiento económico. En su asamblea anual, celebrada en Washington, han presentado un trabajo en el que se confirma que en los países ricos, las mujeres hacen un 20% más de trabajo no pagado que los hombres. Ya saben llenar la nevera, poner la lavadora, hacer las camas, ? Y critica que en consecuencia hay una menor participación de la mujer en el mercado laboral y un descenso general de la productividad. Sostiene que si se redujeran estas diferencias, el PIB global aumentaría al menos un 4%, y el cálculo es muy prudente, según los propios autores.

El FMI aboga por "reducir y redistribuir" esta carga, la de la casa, la de los hijos, que asumen casi siempre sobre las mujeres. Y denuncia: "El tiempo que dedican (ellas) a estas tareas refleja las restricciones impuestas por normas culturales y por falta de servicios públicos, infraestructuras y políticas de bajas familiares".

A escala micro, la Xunta ha elaborado una auditoría de género sobre su plantilla. Y ha concluido que existe una brecha salarial. Sus empleadas cobran 1.602 euros menos al año. ¿Por qué? Porque son ellas las que renuncian a los puestos de responsabilidad en aras del cuidado del hogar, y son ellas las que se piden permisos y reducen jornadas para cuidar de los niños, llevarlos al médico o atender a sus padres cuando se hacen mayores. Son ellas las que concilian, pero ellos no se corresponsabilizan.

Tres informes, desde puntos geográficos muy diferentes y desde instituciones distintas, van en la misma dirección: el mundo será mejor, y no solo para las mujeres, si se les permite ocupar el espacio que les corresponde.

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