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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La convicción

Es probable que la rectificación del señor alcalde de Ourense en su decisión de retirar la protección a 31 mujeres amenazadas abra, además del camino de retorno al sentido común, a una reflexión necesaria. Que, resumida, se refiere al mejor modo de atender a una demanda vital -y nunca mejor dicho- de las mujeres amenazadas. Y se habla de "mejor" porque las propias y terribles cifras demuestran que el vigente no alcanza la eficacia que debería. En cuanto a recursos y también en lo que corresponde a la coordinación de su reparto donde se precisen.

Conste que el punto de partida de la reflexión se refiere a las declaraciones del señor Pérez Jácome, corregidas casi de inmediato. Es cierto que endosándole responsabilidad in origine a una funcionaria, y no es esa una muy gallarda actitud, pero como en definitiva rectificar es de sabios, valga lo hecho por lo dicho. El episodio, con la venia del señor alcalde ourensano, parece causado por su falta de experiencia en la gestión de la res pública, que se parece poco a la privada, pero en cualquier caso, dinamiza la necesidad de reflexionar sobre lo que más importa.

Así las cosas, y desde un punto de vista personal, quizá no estorbe subrayar que la cuestión de la violencia contra las mujeres debe convertirse del todo, en la medida en que aún no lo sea, en un asunto de convicción. Es decir, no sólo una obligación moral, social y legal sino el resultado del auténtico conocimiento de que es imprescindible. Un enfoque así, que se refiere no sólo a la autoridad política sino a al conjunto activo de la sociedad, permitirá seguramente una mayor facilidad en la obtención de los recursos precisos, cuando no su reparto equitativo.

Y no sólo eso. La convicción que se reclama hará mejor la necesaria coordinación de los servicios que se requieran, y que afectan a los tribunales, la acogida y atención de las mujeres amenazadas o sujetas a violencia y, por supuesto, a la protección específica. Tareas complicadas en muchas ocasiones pero que, si es cierto el contenido de aquella cancioncilla según la cual "hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad", puede resultar, por la tecnología existente a estas alturas, y bien aplicada, más fácil que decenios -y no muchos- atrás.

(En este punto procede otra opinión personal. Y es que para que la convicción que se reclama pueda conseguirse tal como es necesaria, habría que excluir del problema cualquier tipo de partidización. Porque divide y enfrenta, y aunque la política es clave para decidir las líneas de actuación, no se trata de un asunto exclusivo de una marca o unas siglas. La historia parece apuntalar la idea de que la izquierda ha sido feminista y la derecha no -o menos-, pero ese es el pasado. A día de hoy, la separación es ya casi anecdótica, y la lucha por la igualdad, propia de mujeres, feministas o no, y de hombres que se identifiquen con el machismo. Otros planteamientos podrán ser respetables pero no ciertos, y vale la pena una reflexión más sobre ello. Serena, claro.

¿No??

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