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Joaquín Rábago.

360 grados

Joaquín Rábago

Irresponsables

Confiemos en que no se haya equivocado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al poner en su momento todo tipo de trabas a la posibilidad de un pacto de izquierdas al apostar en cambio por unas nuevas elecciones que nadie deseaba.

Debía saber Sánchez que el conflicto catalán iba a estallarle con todo su potencial disruptivo en el momento más inoportuno y que los partidos de la triple derecha no iban a desaprovechar la oportunidad que se les ofrecía.

Ahora tenemos violencia callejera en Cataluña, amparada por políticos irresponsables que arrojan la piedra mientras esconden la mano, pirómanos que fingen apagar el incendio que han estado ellos mismos provocando.

Mientras tanto, un partido que a nivel de representación parlamentaria es allí casi inexistente y otro que, diciéndose liberal y de centro, no ha hecho en ningún momento honor a lo que proclama, tratan de convencer al resto del país de que no hay más solución que "mano dura" frente a quienes siguen empeñados en "romper España".

Frente a ellos, un prófugo de la justicia se empeña en atizar en casa el fuego de la discordia mientras quien parece solo su marioneta, un viejo cínico supremacista disfrazado con piel de cordero, llama a la rebeldía de un pueblo supuestamente homogéneo frente al "Estado represor".

Las voces de cuantos llaman a la cordura y al diálogo como única salida posible al conflicto apenas ya se oyen, ahogadas por el estruendo de quienes se lucran con el espectáculo de la violencia y la represión en esa sociedad del espectáculo sobre la que tan bien teorizó Guy Debord.

Imágenes que, como las anteriores de las cargas policiales durante el fallido referéndum sobre la independencia, han circulado por todos los canales y han vuelto tristemente a confirmar los prejuicios de muchos sobre el particular carácter de nuestra democracia.

No son las actuales las mejores condiciones para que los ciudadanos acudan con la cabeza, y no con las tripas, a las urnas: la sociedad catalana está polarizada como nunca por un conflicto que, a falta de empatía y de e diálogo entre las partes, no deja de enconarse.

Y con ella lo está también el resto de España. Aquí y allá abundan los pescadores dispuestos una vez más a pescar en río revuelto. Confiemos en que el líder del PSOE y quienes le asesoran no hayan cometido un grave error de cálculo.

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