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Ilustres

Baldomero Moreiras. La creatividad esférica

En una ocasión el escritor Vargas Llosa afirmó en una conferencia que impartió en nuestra ciudad que "el escritor se hace", "no nace" y como ejemplo de ello puso a Flaubert. Sin intentar cuestionar esta opinión, otros son partidarios de considerar que para las artes "se nace", sin negar que ya en un segundo estadio tanto el escritor como el artista "se hace" con el aprendizaje, el trabajo y la experiencia. Ejemplo de esta segunda opción sería el pintor celanovés Baldomero Moreiras que desde niño sintió el deseo de ser artista y hacia ahí se encaminó.

Así la década de los años setenta del pasado siglo fueron para él años de formación, estudios de arte y grabado que le dieron paso a la participación en exposiciones colectivas y a adentrarse en el mundo de la cerámica, especialidad que combina a lo largo de su trayectoria con la pintura, de la que son deudoras sus facetas de ilustrador y cartelista.

En los inicios da prioridad a la imaginación, siente deseos de ruptura respecto a las generaciones anteriores y lo hará paulatinamente y después de pasar una etapa en la que, al igual que sus compañeros, la tradición gallega aún pesa. Seguirá un período de indagación de tendencias y técnicas, hasta llegar a la madurez del estilo propio. Sin embargo, existen rasgos y preferencias en su obra que se intuyen e incluso están presentes desde los comienzos, como el dibujo en los perfiles de las figuras y el gusto por los colores vivos y planos. Pronto se va advertir también el interés por temas mediáticos de carácter social y su espíritu de denuncia.

En la última década del siglo XX el pintor entra en una etapa de madurez. Es una etapa en la que transmite cierto pesimismo y en la que realiza una serie de cuadros, que él denomina "pinturas negras", de gran formato sobre lona negra que sujeta a un bastidor de hierro y pensadas con carácter didáctico. Su temática es de denuncia y concienciación de los problemas de Galicia como los incendios forestales o el abandono de lo artesanal. Estilísticamente mantiene un figurativismo en el que se aprecia una clara tendencia hacia la abstracción. Otra serie importante de estos años son unos acrílicos sobre madera, también de gran formato, en los que los colores rojo, amarillo y azul destierran el pesimismo de los anteriores y la temática vuelve la mirada al mundo rural.

Ya en el nuevo milenio encontramos tres hitos importantes en la trayectoria del pintor. Estos vienen marcados por tres importantes exposiciones que son un compendio de cada uno de ellos.

En el año 2004 Baldomero Moreiras inaugura en el Museo Provincial de Lugo la exposición "Merlín e familia". Toda la muestra gira entorno a la obra del mismo título del escritor Álvaro Cunqueiro y atiende a un programa establecido por la obra literaria. Desde el punto de vista formal la serie consta de veintitrés acrílicos de los cuales catorce van sobre lona negra y los nueve restantes presentan la originalidad de ir sobre esferas de policarbonato. Estas últimas le fueron inspiradas al autor por el capítulo del libro en el que el buhonero llega a la casa de Merlín con un baúl lleno de "bolas de nieve" que hacen las delicias del niño Felipe de Amancia que servía en la casa.

Esta exposición establece un punto de inflexión al introducir un soporte tan novedoso como la esfera, la cual se va a convertir en una seña de identidad del artista. En las "bolas de nieve", a pesar de esta esfericidad del soporte, la comprensión no resulta difícil aunque obliga al espectador a una forma de lectura singular y al pintor le permite desarrollar los conceptos con mayor ritmo.

Al mundo fantástico y onírico de "Merlín e familia" le sucede en 2008 el hito "Omundodamandemoreiras" que en esta ocasión se presentó en el Museo Municipal de Ourense. Con una temática variada que va desde el mundo rural al megalitismo o desde la guerra a la amistad o el éxodo. En este último, Moreiras construye un tríptico lleno de simbolismo en los paneles laterales, donde rectángulos de colores planos y perfilados de negro aluden a las banderas de los países de origen de los emigrantes, cuyas figuras negras se recortan apelotonadas sobre un cayuco que flota en un mar violeta en el panel central.

Aparecen en esta muestra algunos temas y estéticas que constituyen una vuelta al pesimismo y a la denuncia de décadas anteriores, mientras otras obras conjugando los recursos formales de luz, color y línea se alejan de estas concepciones como sucede con "O lar dos amigos de Celanova", en donde el amarillo le da una luminosidad subrayada por el juego de las líneas rectas y curvas de las casas y del paisaje respectivamente.

Baldomero Moreiras siempre entendió el arte como un acto de libertad y como un compromiso no solo artístico sino también social. Esto lo ha llevado a explorar en diferentes temas de la actualidad más comprometida y, sobre todo, en aquellos relacionados con denuncias o reivindicaciones de las mujeres.

"O eco das amazonas" pone de manifiesto este sentir del artista y también el trabajo en el que se encuentra inmerso en la actualidad. La muestra fue inaugurada en Ourense el año pasado y pronto viajará a Portugal para exhibirse en el Museo Judiciário Tribunal da Relaçao de Porto.

En esta exposición retoma la esfera como soporte para todas las obras presentadas y, aunque son de mayor tamaño, siguen los principio formales de "Merlín e familia", pero con un espíritu diferente y una técnica más depurada.

"O eco das amazonas", el título mismo ya es una reflexión, tiene una concepción de denuncia social a la que suma también el ser un archivo colectivo, tanto artístico como documental, sobre esas mujeres que a lo largo de los siglos, desde el anonimato, el olvido e incluso el desprecio supieron seguir adelante y luchar por lo que creían. Para cada una de estas treinta mujeres, Baldomero Moreiras ha preparado una esfera con un procedimiento técnico e iconográfico muy cuidado y elaborado.

Desde el punto de vista técnico el pintor utilizó, una vez más, el policarbonato como soporte por ser un material que facilita este tipo de propuesta esférica. Sobre él, Baldomero da rienda suelta a su vitalidad cromática, colores planos ricos en contrastes, tonos diferenciados y líneas e incisiones que configuran el tema, que dan ritmo, pero no ponen límite al color. El resultado final, aunque difícil de conseguir, es una fluida armonía entre todas las esferas que aúnan un mismo mensaje, lo que permite un recorrido testimonial a la vez que artístico.

(*) Doctora de Historia del Arte

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