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Los méritos de la circunnavegación

A la gesta de Cristóbal Colón, fuera italiano o español, le cupo la irrefutable certeza de su identidad española. Así lo confirmó haberla emprendido bajo el amparo y aliento de la corona de los Reyes Católicos. La atribución singular a su persona se favoreció por la circunstancia de haberla iniciado y culminado. Nadie discute ya la españolidad del proyecto y el reconocimiento que le corresponde a Colón, atribuible, también, por su arraigo español y el de su descendencia.

Traigo este comentario a colación ante las varias y dispares reflexiones que, semanas atrás, despertara la identidad de esa magna aventura que fue el primer viaje alrededor del mundo: que si portuguesa, que si española; que si la gloria única le corresponde a Magallanes o a Elcano. Distante de esa maniquea controversia, me gustaría añadir una reflexión serena.

Fernando de Magallanes, nacido en la zona norteña de Portugal, experimentado marino y navegante, fue acogido por la corona española en la persona de Carlos I para encabezar la que sería la primera circunnavegación de la Tierra. Lo acompañaba, al mando de la nave la Victoria, Juan Sebastián Elcano, nacido en Getaria, Guipúzcoa. Muerto Magallanes durante la etapa final de la travesía, la expedición culmina al mando de Elcano.

La expedición contaba con una tripulación, compuesta por vascos y portugueses, pero también por italianos y griegos, entre otros. El geógrafo italiano Antonio Pigafetta cumplió además como cronista de la hazaña, sin olvidar al esclavo malaco, Enrique. Convergían, pues, en la expedición un conjunto plural de nacionalidades, que no de naciones. Europeos en su inmensa mayoría, conducidos todos ellos por el arrojo y la valentía del portugués Magallanes en su calidad de almirante. Al capitán español Elcano, no menos valiente y arrojado, le correspondería la celebridad de haber consumado la excepcional aventura.

A la vista de los hechos, a mí se me ocurre que no hay lugar para la disputa. Han hecho bien algunos historiadores en referirse a la expedición como la de Magallanes-Elcano, complementando con ellos la primacía de ambos marinos, cada cual a la altura de su propia y excepcional participación. Portuguesa, por la decisiva contribución en la persona del almirante Magallanes y parte de la tripulación, más allá de la ausencia de la corona portuguesa y española, por el apoyo de su corona, también por su amplia marinería y por el arrojo de Elcano al asumir la jefatura de la expedición, muerto Magallanes, para llevar a efecto una de las mayores gestas de la humanidad.

Creo, en fin, que la apropiación excluyente de cada una de las partes, reduce la magnitud excepcional de un acontecimiento únicamente semejante a la llegada del hombre (no solo del norteamericano) a la Luna.

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