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tribuna del lector

John Henry Newman

Melissa Villalobos, abogada norteamericana, vive en Chicago. Madre de siete hijos. Al quinto mes del embarazo comienza a sufrir unas fuertes hemorragias internas. Como única manera de afrontar los meses siguientes, los médicos le aconsejan reposo casi absoluto. Corría el año 2013. En un nuevo episodio de pérdida de sangre, pide con fuerza "Newman, haz que pare". Y así fue: al instante cesó la hemorragia. Al poco tiempo nació Gemma, una niña normal, con buena salud, que ahora tiene 6 años. Los médicos no encuentran explicación a esa curación completa y repentina. Melissa y la Iglesia católica han considerado esta curación un milagro del famoso converso británico. John Henry Newman será el próximo santo de la Iglesia católica. El 13 de octubre será canonizado en una ceremonia presidida por el papa Francisco en Roma.

Conocí la vida y las obras de Newman en octubre de 1983 mientras trabajaba en el viejo laboratorio de Biología marina de Plymouth, al sudoeste de Inglaterra, con una beca concedida por la Royal Society. Una vida apasionante, una conversión que conmocionó a Inglaterra, y un potente legado intelectual. Con los grandes temas ampliamente desarrollados en sus escritos, como la relación entre fe y razón, su decidida búsqueda de la verdad a donde quiera que lleve, siguiendo siempre la conciencia, sus ideas sobre educación y política, y la necesidad de la formación del laicado, Newman es una persona que tiene mucho que decir al mundo de hoy, como afirmó Benedicto XVI el día de su beatificación el 19 de septiembre de 2010 en Inglaterra. Personalmente, animaría a la gente a leer primero una biografía suya, y luego sus escritos, en especial su autobiografía espiritual Apologia Pro Vita Sua, la Carta al Duque de Norfolk, y la Idea de la Universidad, escrita con motivo de la erección de una universidad católica en Irlanda, de la que fue rector.

Cuando Newman se convierte al catolicismo en 1845 pierde su trabajo, sus amigos y hasta hay miembros de su familia que ya no le vuelven a hablar. Hacerse católico en Inglaterra en ese momento significaba perderlo casi todo. Con una labor continua a lo largo de 45 años, Newman provoca un gran cambio social en el país. Para cuando fallece en 1890 ya se ve bien que alguien se haga católico. Lo consigue prácticamente solo. Abre una puerta a través de la cual vienen muchos famosos en poco tiempo: Oscar Wilde, R. H. Benson, G. K. Chesterton, Ronald Knox, Evelyn Waugh, Graham Green... La conversión es un camino aceptable socialmente en Gran Bretaña gracias a Newman.

Aparte de su legado intelectual, Newman fue un sacerdote que vivió en una iglesia de Birmingham más de 40 años, cuidando de los feligreses de todas las esferas sociales, con una labor pastoral escondida. Tanto es así que cuando murió salieron a la calle más de 15.000 personas de Birmingham a acompañar el féretro camino del cementerio. Muchos comentaron cómo les había ayudado personalmente en tiempos de dificultad. Sus más de 20.000 cartas recogidas en 32 volúmenes son un testimonio de sus muchos amigos.

Por otra parte, Newman podría también convertirse en el santo de los periodistas: siempre le gustó mucho escribir y ser director de revistas y periódicos, desde poco después de llegar a la Universidad de Oxford a los 16 años, de la que fue profesor en el Trinity College, hasta casi el final de su vida. Se le considera uno de los mejores escritores de lengua inglesa del siglo XIX. No lo dudo, Newman será un santo que nos va a ayudar mucho a ser cristianos consecuentes en nuestro propio ambiente en el siglo XXI.

*Doctor en Biología

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