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Olga Seco Seco.

Los jóvenes, el planeta y los preservativos

Qué de jóvenes de todo el mundo quieren salvar el planeta. Permítanme que les diga que no comprendo sus precipitadas ganas, es más en todo el asunto veo muy poco fundamento...

¿Cómo pretenden salvar el planeta? ¿Por WhatsApp, por Facebook? Creo, opinión subjetiva, que todo el asunto de salvar el planeta carece de "conciencia ambiental" y es una tendencia... Es un poco ilógico querer "salvar el planeta" desde una habitación, sí, rodeados de aparatos electrónicos y consumiendo ingentes cantidades de alimentos procesados envueltos en plástico. Qué majos... Van a manifestarse y vuelven corriendo a encerrarse en su habitación a seguir con lo suyo. No sin antes dejar las calles llenas de basura... Así, según ellos, se hace una revolución: tirando todo al suelo. Claro, ya vendrá el servicio de limpieza a quitarlo. La generación del todo hecho es experta en que mamá y papá hagan el esfuerzo y ellos solo tienen que abrir la boca. Hay cosas que van unidas a las modas; los jóvenes de hoy en día (aleccionados por líderes que aparentan ser rebeldes) salen de sus casas, en plan quedada, para "salvar el planeta". Y digo yo, ¿no es mejor que piensen en su salvación? Las personas que no son ánimo de esfuerzo, no saben valorar nada. Junto a la palabra comodidad se enferma el ingenio y, por ende, la lucha. ¿Salvar el planeta? ¿Cómo? ¿Hundidos en la cama mientras sus padres van a trabajar? Hay cosas que son el furor de la paradoja, que no pasan de ser una idea compensatoria que da sentido a una amodorrada existencia: la de los jóvenes.

Los reinos de la prudencia cada vez tienen más desertores. Los supermercados son pasillos sociológicos que siempre nos muestran "algo". No, no me refiero a lo propio: carne, pescado, verduras... ¡Qué va! Soy amante de los platos de cuchara, y hace un par de días, inspirada por el otoño, me dispuse a comprar todos los ingredientes para hacer un cocido. ¿Por qué motivo los platos tradicionales son obras de arte efímeras? La verdad, junto a un buen guiso, siento la excelencia de Santa Teresa de Jesús (sonrío).

Paseando por el supermercado, con el anhelo de encontrar los mejores sacramentos para el cocido, me encontré a una pareja de jóvenes... Ellos, mejor dicho ella, buscaba preservativos. Sí, la chica quería comprar (y además sin esfuerzo) condones; pero él era lectura de negación y decía: "No, nena, con la goma no se me levanta". Ante semejante diálogo, prescindido de prudencia, yo seguí el camino a la carnicería. Sí, mejor...

Resulta que los niñatos, los mismos que se manifiestan por el cambio climático, no quieren ponerse preservativo a la hora de tener relaciones sexuales. Claro, y luego pasa lo qué pasa: embarazos no deseados y niños que nacen en un hostal y después son ahogados en un río por el propio padre... No, guapos, no, puedo entender "qué no sé os levante", pero es muy importante tener relaciones sexuales con preservativo. Un bebé no es un juguete, y es muy importante evitar embarazos no deseados: ningún ser humano merece acabar en ningún contenedor de basura o ahogado en un río. Y más en los tiempos que corren...

Está muy bien querer salvar el planeta, pero la vida verdadera se conquista amueblando bien la cabeza y fundiéndose con el fuego de la lucha y el esfuerzo. Queridos jóvenes, no es lo mismo un conato retórico que la sabiduría, dejad hablar a vuestros abuelos y silenciad a todas las personas que os pretenden comer la cabeza...

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