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Ilustres

La cercanía y la caridad del obispo Don Pedro Quevedo y Quintano

Estoy cierto de que la figura más eminente del episcopologio ourensano es el obispo extremeño don Pedro Quevedo y Quintano para el cual, a pesar de su oposición el Rey Fernando VII, solicitó y obtuvo la púrpura cardenalicia ya casi al término de su vida. El cardenal Quevedo, que también declinó por dos veces el arzobispado de Sevilla, unía a estas pruebas evidentes de su humildad una caridad eximia, como recuerdan todos sus biógrafos, empezando por Juan Manuel Bedoya, que lo conoció de cerca y cuya biografía es imprescindible para saber de primera mano tantos hechos ejemplares de la vida de don Pedro. "Retrato histórico del Emmo. Excmo. e Ilmo. señor D. Pedro de Quevedo y Quintano, presbítero cardenal de la Santa Romana Iglesia, obispo de Orense: con un copioso apéndice de documentos por el doctor Juan Manuel Bedoya". Madrid, 1835.

Personalmente he dado a conocer una valiosa documentación en la que se evidencia la generosidad cotidiana del obispo GONZÁLEZ GARCÍA, Miguel Ángel. "Las limosnas y el gasto de casa del Obispo Don Pedro Quevedo y Quintano (1779-1788)". DIVERSARUM RERUM nº 13, Ourense, 2018 pgs 95-113. Creo que es interesante, o al menos curioso, ofrecer el testimonio de algunos de los favores concretos que se solicitaron al obispo desde muy diversas geografías y por muy diversos motivos, como son la recomendación, la limosna o una pensión. Sin olvidar la acogida generosa a sus expensas de casi dos centenares de sacerdotes franceses que debieron salir de Francia por motivos de conciencia. Se conservan tanto en el archivo de la catedral como en el diocesano y en el histórico Provincial muchas de estas peticiones que el obispo no desoyó y en la medida que pudo atendió. Su fama de caritativo atraía a personas necesitadas a solicitarle su ayuda. Es posible que algunas de estas peticiones fueran engañosas pero creo también que el obispo tendría sus fuentes de información para ayudar a los verdaderamente necesitados. En esta página solamente quiero dar a conocer cinco que forman parte del catálogo de tipologías diferentes de lo que llegaba al piadoso obispo.

Revuelta de la Ulloa

La llamada revuelta de la Ulloa, por la zona de Lugo, donde comenzó, es un conflicto social de importancia desarrollado en 1790, siendo la mayor revuelta anti fiscal promovida en Galicia en todo el Antiguo Régimen, como ha estudiado el profesor Jesús de Juana López: "El Obispo Quevedo y la revuelta Gallega llamada "De la Ulloa" (1790) contra la contribución única. STUDIA HISTORICA. HISTORIA MODERNA nº 36, Salamanca, 2014 PGS 357-377. El jefe de la partida, un asturiano llamado Fernando Joanes, "que había sido primero lacayo y que después sirvió durante ocho años en el cuerpo de artillería", en Ourense solicitó entrar en la ciudad en son de paz para hablar con el obispo y el corregidor y explicar su actitud y desmentir los cargos de hurto y rapiña que se les imputaba. El Obispo aceptó ser mediador para detener la protesta y para luego evitar la pena de muerte con la que se le condenó. Juanes, desde la cárcel de A Coruña, dirige al obispo esta carta pidiendo trate de evitarle una pública e infamante condena y le insinúa que alegue su supuesta nobleza. "Ilustrísimo señor la pena que reside en mi corazón me obliga a ser tan molesto por verme sin otro amparo más que su poderoso patrocinio, a quien reverentemente participo como hoy día de la fecha ha estado en esta cárcel un religioso de nuestro padre Santo Domingo y me manifestó una carta que el confesor de V.S.I ha escrito al padre Fernández de la misma religión, diciendo tuviera noticia me hallaba destinado por 10 años y penado con 200 azotes, cuya sentencia ignoro hasta lo de ahora, pero no han dejado de aniquilar misa luz semejantes noticias. Hasta lo de ahora no hay novedad y sin embargo no será malo pedir se me determino para hacer constar el estado de noble que heredó de mis padres, aunque pobres, y si la causa no se recibe a prueba no hay tiempo ni le darán para hacer ver este preciso requisito. Tuve noticias que dicho mi señor padre remitiera la certificación de dicho mi estado a poder de V.S.I., siendo así no sería malo se dignase mandarla a mi procurador para sí acaso librarme de una vergüenza pública que será echarme al otro mundo incontinente.Yo bien hiciera un recurso sobre este mismo asunto y siendo presente este particular y a su consecuencia se me recibiese información que es conseguible, pero se hará el concepto según tengo hecho más delito y que me temo del castigo. Suplico a V.S.I. se digne favorecerme como acostumbra su piadoso corazón no descuidando en poner todos los medios conducentes para mi buen éxito procurando ver cómo siendo preso, que sea en el Reino, o si no que se me agregue a las armas. Pero lo más esencial es lo que ya llevo explicado de la pena pública cuyo remedio espero en su cristiano proceder. Nuestro señor conserve la importante vida muchos infelices años que así se lo ruega Este sumas humilde ahijado con lágrimas de corazón postrado por este medio a los pies de V.S.I. Fernando Joanes. Cárcel real de la Coruña 8 de agosto de 1791" Hay borrador de la carta de Quevedo dirigida a Don Pedro López Lerena el 5 de noviembre de 1791 defendiendo que no son rebeldes declarados, infieles ni levantados contra el rey, haciendo ver que su condena traería la desolación a muchas familias y pide la clemencia regia. (AHDOURENSE caja 85)

Habitantes de Porqueira

Era dura la vida de nuestros campesinos, amenazada por desgracias naturales que estorbaban las cosechas y llenaban de pobreza extrema a muchas familias. Es el caso de este pueblo que sufre dos consecutivos problemas: mala cosecha y un grave incendio. Acuden por medio del cura a la caridad de Quevedo: "Ilustrísimo señor: los vecinos del lugar de Vila anejo de San Martiño de Porquera, vasallos y renteros de la mitra representan a V.S.I. el infortunio de haber llevado la helada en aquel lugar la mayor parte del centeno que es el único fruto de consideración que se coge en aquella montaña, después de éste, haber sucedido otro mayor que el día dos del mes de septiembre por una casualidad prendió el fuego en un pajar y como el tiempo estaba seco se levantó un incendio tan voraz que ardieron las casas de 14 moradores, la cosecha que tenían recogida, la ropa y menaje de casa y alcanzó a varios pajares que estaban llenos de paja y heno, quedando en la estrecha necesidad de no tener que comer ni sembrar se vieron obligados estos desgraciados a salir a la cuesta como pobres mendicante: por tanto, Señor imploran el auxilio de V.S.I. y esperan de su gran piedad les conceda la limosna que fuere servido. Firman los infrascritos por sí y los mas que no saben." Siguen varias firmas y el certificado de don Gerónimo Faramiñas y Quintas teniente cura de Santa María de Vilar anejo de San Martín de Porqueira certificando que lo antecedente es cierto y verdadero a 15 días del mes de octubre del año de 1794." (AHDOURENSE 85/2)

Un sacerdote francés

Además de los dichos curas franceses acogidos en Ourense, acudieron otros de otras diócesis con problemas económicos, conocedores de la generosidad del prelado. Una de estas súplicas es de 19 de junio de 1802 y la escribe desde Guadalajara, contándole sus circunstancias y necesidades, un sacerdote que enfermo es invitado a que regrese a su patria, por quienes hasta entones le acogían: "Juan Bautista Galy, sacerdote francés a los pies de vuestra Ilustrísima dice que habiendo salido de su patria por decreto de la Asamblea, fue destinado por el inmortal cardenal de Lorenzana al convento de Carmelitas Descalzos de esta ciudad. Atendiendo su poca salud los RR.PP. priores le señalaron comida de carne aplicando tres misas a la semana a beneficio de dicha comunidad. Después de algunos años otros padres priores le pidieron que contribuyese con dos reales diarios, lo que hizo el suplicante. Hoy día al nuevo prior le ha dicho claramente que se vaya Francia pues no se le puede mantener más en dicho convento. A pesar de las tercianas que el suplicante está padeciendo más de un año, le han quitado la comida de carne, lo que ha precisado a dicho sacerdote a salirse de dicho convento desde principio de mayo. El suplicante hizo presente al Eminentísimo cardenal arzobispo de Toledo la triste situación en que se hallaba y se le contestó con la que verá su Ilustrísima por la adjunta que remito. Es verdad que no son favorables las circunstancias presentes, acabando de señalar su eminencia seis reales diarios a los pocos sacerdotes franceses que vivían en su palacio de Alcalá, para que vayan a vivir a donde les parezca. Por tanto el suplicante confiado en la dilatada caridad de vuestra Ilustrísima suplica se sirva mirarle con ojos de misericordia y socorrerle diariamente con lo que pueda, poniéndolo en manos del Ilustrísimo señor Obispo de la Rochela de que en el suplicante tiene el honor de ser su confesor después de 10 años. Repugna a la conciencia del suplicante el marcharse a su patria y su poca salud no le permite elir y ponerse a los pies de V.Ilustrísima para disfrutar de los muchos favores que han recibido y reciben los sacerdotes franceses. Perdone vuestra Ilustrísima atrevimiento y cortedad del suplicante" (AHDOURENSE 86/2)

(*) Delegado de patrimonio de la diócesis y archivero de la Catedral

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