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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los árboles

De modo que, cumplidos los trámites que conlleva el pleno en el que se debatió el estado de la autonomía, incluidas las habituales encuestas, habrá que comprobar un par de cosas. Una, el efecto que pueda tener sobre el 10/N, si es que tiene alguno y, segundo, cómo puede influir, si influye, en el reparto de protagonismos. En la izquierda, por descontado, ya que en Galicia nadie discute en serio que el centro y la derecha confluyen en el perfil del actual presidente, y candidato in pectore a la reelección. Al menos según la inmensa mayoría de los observadores.

Se citan las encuestas porque de aquí a las generales serán objeto casi único de atención y a la vez objetivo de las crecientes manipulaciones, desde hace unos meses, además, cada vez más desvergonzadas. Y ya no sólo en los datos que incluyen, en los "cocinados" y en sus interpretaciones, sino también en el mismo origen. Parece que hay algunas que se destinan solo a la movilización de electores de uno y otro bloque utilizando estadísticas falseadas o previamente preparadas para confiar a los adversarios y movilizar a los propios, por si las moscas.

Esa es la razón por la que, al menos desde una opinión personal, resulte oportuno un aviso a quienes recorran estos días los senderos electorales para que no caigan en el riesgo de que los árboles no les dejen ver el bosque. Siendo, naturalmente, los primeros las encuestas y el segundo, la realidad de las calles. Y es que lo que un día se llamó democracia demoscópica ha vuelto, gracias a Tezanos y su CIS -y el contagio a terceros- a la posibilidad de ejercer un efecto casi decisivo. Y habría que tener, por ello, un especial cuidado a la hora de valorar lo que hay.

En este punto quizá no estorbe otra reflexión: que, hablando de árboles y bosque, aparezca el peligro de los "incendios" políticos con objetivos confusos. Podrían consistir en la multiplicación de ofertas electorales, personalistas y casi nunca explicadas más que con tópicos. Tendrían como finalidad dividir el voto sólo con una intención: favorecer en determinadas provincias al partido más votado rebajando los restos de los demás. Y no parece necesario decir que eso supondría una ventaja adicional, acaso clave, para el Partido Socialista.

Es obvio que quien esto escribe se refiere a ese extraño "Más país", del señor Errejón y su hueste, obligados en su día a irse de Podemos y que ahora tienen ocasión de pasar factura. Su presencia allí donde más ventaja puedan suponer para al PSOE y más daño a Pablo Iglesias no es pecado, sino un derecho que no implica ilegitimidad, y menos aún si además lo admiten con toda claridad. Eso sí, disimulándolo un poco con su apelación a la "gobernabilidad! del país y la urgencia de eliminar bloqueos. Errejón, si le apuran, podría llegar a decir que "sí es sí" para ayudar a Pedro Sánchez y quizá compensar el mito -negativo- del presidente en funciones. Pero todo ello, y lo otro del "España suma", no es sino ejemplo claro de que, en el fondo, el bipartidismo sigue vivo aunque ahora se disimule hablando de "bloques". Y su circunstancia se define con la observación de la verbena que implica la supuesta "riqueza" del multipartidismo.

¿Eh??

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