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Joaquín Rábago.

360 grados

Joaquín Rábago

Pero, ¿no había otros?

No parece que la nueva presidenta de la Comisión Europea haya tenido suerte con su equipo: los comisarios propuestos por algunos países podrían tener dificultades para superar el escrutinio del Parlamento.

Y solo si este le da su visto bueno, podrá la exministra alemana de Defensa Ursula von der Leyen estrenarse el próximo 1 de noviembre en el cargo para el que la propusieron a su vez los jefes de Estado y de Gobierno de la UE.

Está por ejemplo el caso del próximo responsable de las negociaciones de adhesión de los países de los Balcanes occidentales, el húng aro Laszlo Tròcsanyi, precisamente el político que como ministro de Justicia de Viktor Orbán elaboró leyes destinadas a obstaculizar la labor de las ONG.

Precisamente el político que combatió ante el Tribunal de Justicia Europeo las cuotas de inmigración que quería Alemania será el encargado de vigilar el ingreso de los nuevos aspirantes de la Europa del Este en el club Europeo. Tròcsanyi tendrá que dar explicaciones sobre el hecho de no haber distinguido siempre entre la política y los negocios privados.

Así, mientras ocupaba la cartera de Justicia un bufete de abogados por él fundado, Tòcsanyi y Nagy, representó a la plataforma de transporte Uber y a varios bancos en casos relacionados con su ministerio.

Otro miembro del futuro equipo en entredicho es la rumana Rovana Plumb, a la que se ha encomendado la cartera de Transportes. Plumb fue acusada hace unos años de prevaricación cuando era ministra del Medio Ambiente por haber entregado dos islas del Danubio de propiedad estatal al entonces jefe del partido socialdemócrata Liviu Dragnea, actualmente encarcelado.

Cuando el organismo rumano encargado de la lucha contra la corrupción trató de investigar el caso y solicitó al parlamento de Bucarest que levantase la inmunidad de Plumb, ésta, que ocupaba otro ministerio, intervino personalmente y consiguió parar las investigaciones.

El jefe del partido popular europeo y fallido aspirante a presidir la comisión, el alemán Manfred Weber cree que hay cosas relacionadas con algunos candidatos del este de Europa que precisan explicación.

El eurodiputado verde Daniel Freund, que trabajó antes en la organización Transparency International y que ha estudiado el equipo de la Ursula von der Leyen declaró al semanario "Der Spiegel" no poder imaginarse que la presidenta de la Comisión vaya a trabajar a gusto con ciertas personas.

Freud ha elaborado un estudio con ayuda de Transparency International que ha visto la redacción de ese semanario. "Son inevitables nuevos escándalos", afirma el eurodiputado ecologista

El semanario menciona también el caso del próximo jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, quien en 2012 tuvo que dejar la presidencia del Instituto Universitario Europeo de Florencia por un conflicto de intereses. El socialista español no había comunicado a ese centro su relación con la empresa Abengoa, dedicada al desarrollo tecnológico sostenible en los sectores de energía y medioambiente, cargo de asesor que había reportado 300.000 euros de ingresos.

La presidenta de la Comisión, que se comprometió a hacer el ejecutivo europeo más transparente y responsable, no va a tenerlo precisamente fácil a la vista de tales antecedentes.

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