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Personas, casos y cosas de ayer y de hoy

Pensamientos y consejos propios y ajenos

Una nueva recopilación de algunos pensamientos y consejos propios y ajenos, entresacados de los que cada día, a medianoche, comparto con mi familia y algunos amigos especiales a través del WhatsApp, constituyen mi artículo dominical de hoy. Al igual que el aforismo, es mi intención que su forma de expresión sea concisa y coherente; no obstante, conviene recordar que son el resultado de lecturas y experiencias no siempre comprobadas, por lo que nadie debe considerar su totalidad como verdades obvias o axiomas. Asimismo dejo claro que algunos de estos pensamientos y consejos son originales, varios ya enunciados y renovados y otros copiadas ad litteram.

De la dignidad del hombre

Los hombres no debemos renunciar a la dignidad que nos es propia, aunque nos cueste algún disgusto y sacrificio. Con esta finalidad hemos de cumplir con dos obligaciones: el rechazo a mentir sobre lo que sabemos de forma fehaciente y la resistencia ante la imposición, la opresión y la injuria. Hasta donde nos dejen nuestras fuerzas, limitaciones físicas y los demás hombres, seguiremos viviendo, forjando, creando y sacando alegría, incluso de la tristeza y del dolor.

Padres educadores

Para ser padre y madre no basta con darle la vida a un hijo. Es necesario después proporcionarle todo nuestro amor, cada día, todos los días del año. Con ello cumplimos con la mayor necesidad de un niño, que es la de tener unos padres que lo quieran. Y, aun así, no basta. El amor no exime de la necesidad que tenemos de darles educación y exigirles que cumplan unas normas.

Un buen padre y una buena madre, como unos buenos actores, deben tratar de captar la atención de su hijo y hacerse atractivos, incluso imprescindibles para él; una vez que lo consigan les será más fácil educar a su hijo. Pero al educarlo deben recordar que su hijo no nació para cumplir sus sueños o para conseguir alcanzar lo que ellos no lograron, lo hizo para ser él mismo. Nuestra misión de padres es facilitarle, en todo lo posible, que lo consiga. Y lo de siempre, que no nos olvidemos de que nuestros hijos no seguirán nuestros consejos sino nuestro ejemplo. De forma recíproca, los hijos han de querer y respetar a los padres, tanto como los padres a ellos.

Y la cosa no queda ahí, la función de padres dura toda la vida. En 1984 tuve la suerte de conocer personalmente al escritor británico Graham Greene (Berkhamsted, Hertfordshire, 1904 - Vevey, Suiza,1991), de mano de Santiago Martínez, del Restaurante Sanmiguel, y me dedicó un ejemplar de su libro Monseñor Quijote. Acompañaba al novelista su amigo, confidente y compañero de viajes -sobre todo por Galicia- el sacerdote Leopoldo Durán (Penedo, Avión, Ourense, 1917 - Vigo, 2008), que es para muchos el protagonista de su novela. Si es así, podría decirse que el autor me firmó Monseñor Quijote, en presencia de Monseñor Quijote. Después pernoctarían, como tantas veces, en el Monasterio de Oseira. Pues bien, Greene escribió: "La gente habla de la mayoría de edad. Eso no existe. Cuando uno tiene un hijo, está condenado a ser padre durante toda la vida. Son los hijos los que se apartan de uno. Pero los padres no podemos apartarnos de ellos".

Otra vez la familia

La familia es fundamental en nuestra vida. Es una fuente inagotable de amor, entendimiento y felicidad. En unión de nuestros seres queridos todo es más fácil y alegre. No importa lo que suceda en la vida, siempre sentimos que los miembros de nuestra familia están a nuestro lado, incluso en los tiempos más difíciles. Los familiares que nos quieren nos aman por lo que somos y cómo somos, al tiempo que disculpan nuestras imperfecciones. Es verdad y es lógico que nuestra familia no quiera nuestras debilidades y defectos, pero también lo es que aún nos quieren más a causa de ellos. En cualquier caso, hay que advertir que no todos los familiares corresponden con la fidelidad y probidad debidas, sin que por ello debamos sentirnos culpables. Es popular afirmar que: "la sangre hace parientes que la lealtad convierte en familia".

El popular e inteligente futbolista brasileño Ronaldinho (Porto Alegre, 1980) contestaba en una entrevista: ""Mi familia lo es todo. Soy lo que soy gracias a mi madre, a mi padre, a mi hermano, a mi hermana? porque me han dado todo. La educación que tengo es gracias a ellos."

Ayer, hoy y mañana

Hay algunos pensamientos que debemos tener siempre dentro, no son nada nuevo, pero resultan esenciales:

Hay que vivir el presente pensando en el futuro y con recuerdo en el pasado. Recordar es un proceso más largo que el propio pasado porque añade a lo sucedido nuestra propia interpretación y porque es fuente de un futuro mejor, dado que permite advertir los errores cometidos y corregirlos.

De todos modos, al planificar el futuro hemos de seguir las huellas de los mejores, solo vanidosos y egoístas siguen sus propias huellas y acaban como "el pez que se muerde la cola", que vuelve a sus principios y, consumido por sus propios apetitos, está siempre en el punto de partida. Mientras seguimos el camino del futuro, buscamos el éxito, pero no la fama, porque aquél estimula y ésta destruye. La búsqueda del éxito exige reinventar el camino, no seguir el habitual, que aunque es más cómodo no permite el progreso sino, como mucho, vegetar.

Búsqueda del autocontrol

Escucha cuando tienes que escuchar. Habla cuando tienes que hablar y cállate cuando tienes que callarte. Cálmate en lugar de enojarte, observa, piensa y si te decepciona, aléjate. No decidas cuando estas enojado, ni cuando estás muy eufórico, ni muy triste. Responde solamente si te atacan a ti o a los tuyos. Aprovecha y disfruta las pequeñas alegrías y oportunidades; no te pases la vida esperando la gran alegría y la gran oportunidad. Eres dueño de tu vida y felicidad; no se la entregues a nadie mediante la ira, que te daña más que la injuria que provoca, porque la ira no es superioridad, nace del temor y engendra debilidad.

El dramaturgo y poeta inglés Christopher Marlowe (Canterbury, 1564 - Deptford, 1593) escribió: "Soy la Ira. No tengo padre ni madre y broté de la boca de un león cuando yo apenas tenía media hora de vida. Desde entonces siempre ando por el mundo con esta caja de espadas, hiriéndome a mí mismo cuando no puedo herir a otros."

Imposición e injusticia

Hay personas que hacen lo imposible para que no hablemos y nos imponen su palabra. Para ello recurren a presiones, amenazas, coacciones y sobornos. Sin embargo, ante una injusticia no callemos, el poder de nuestra palabra, cuando ésta dice la verdad, es enorme y resplandece. Es mejor ser víctima de una injusticia que hacerle daño a otro callando la verdad o diciendo una mentira impuesta.

Sobre esto, el filósofo griego Platón (Atenas o Egina, c. 427-347 a. C.) dijo: "La peor forma de injusticia es la justicia simulada".

Mérito y apariencia

El gran poeta, en alemán, Rainer María Rilke (Praga, Bohemia, 1875 - Val-Mont, Suiza, 1926) escribió: "Hay mucha gente en el mundo, pero todavía hay más rostros, pues cada uno tiene varios". Esto lleva tristemente a plantearse que nunca nos hemos de fiar de nada ni de nadie por las apariencias. Además, el peligro está en que se reconocen antes las apariencias del mérito que el mérito mismo. Con un añadido triste, el de que muchos son los que viven de lo que aparentan y no de lo que son. En palabras del escritor y periodista austriaco Karl Kraus (Gitschin, Bohemia, 1874 - Viena, Austria, 1936): "aparentar tiene más letras que ser", pero ser es la verdadera persona que llevamos dentro.

Vida y esperanza

La vida es esperanza. La esperanza por sí misma consigue que seamos felices hoy mismo, antes de conseguir lo que nos hemos propuesto. Si al proponernos algo, nos vemos solos, no hemos de preocuparnos en exceso. Hay que mantenerse con esperanza, con el convencimiento de que podemos conseguirlo y mirando hacia adelante; hemos de pensar, porque es así, que cada uno de nosotros es diferente e irrepetible y que siempre tenemos la compañía de nuestra propia sombra. Tal planteamiento, que es realidad y no elucubración, nos dará la sensación de sentirnos irremplazables.

El valor del tiempo

El gran escritor uruguayo Mario Benedetti (Paso de los Toros, 1920 - Montevideo, 2009)-al que un día pude estrechar su mano- nos dejó esta frase: "Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo". Pero lo cierto es que el tiempo pasa y no marcha para atrás, lo que nos lleva a la imperante necesidad de aprovechar cada instante. También es verdad que el paso del tiempo cambia las cosas y a veces esos cambios no nos gustan, pero es necesario que nos adaptemos y no nos enfrentemos. Se trataría de una lucha imposible en la que no debemos de malgastar nuestro tiempo, que es nuestra vida, que hemos de vivirla, mientras dejamos vivir a los demás.

Y ya que el tiempo es tan importante y nos pertenece, usémoslo con optimismo y teniendo en consideración lo que dijo el genial actor Charlot (Londres, Inglaterra, 1889 - Corsier-sur-Vevey, Suiza, 1977): "El tiempo es el mejor autor, siempre encuentra el final perfecto".

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