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José Manuel Ponte

inventario de perplejidades

José Manuel Ponte

Sobre las secretas aspiraciones

Provoca un hastío paralizante comentar la convocatoria de nuevas elecciones ante la impotencia de los partidos para acordar un pacto de investidura. ¿Qué se puede decir que ya no se haya dicho? Era evidente para cualquier persona medianamente informada que el principal candidato a ocupar la presidencia, el socialista Pedro Sánchez, no quería pactar con Unidas/Unidos Podemos un reparto de poder que supusiese su entrada en el Consejo de Ministros con algunas carteras. Al fin y al cabo, más que socios preferentes son rivales encarnizados en la disputa del voto de izquierdas. Y tambien resultaba evidente para cualquiera que, puestos a escoger, los socialistas preferirían pactar siempre con una formación de centro derecha moderada como lo fue en sus inicios Ciudadanos. Una posibilidad que, visto el reparto de escaños, le hubiera proporcionado una confortable mayoría. Por desgracia para ellos esa salida la frustró el líder de los naranjas al empeñarse en arrebatarle territorio al PP aún a costa de de acercarse demasiado a la extrema derecha de Vox con alianzas vergonzantes en comunidades autonomas y municipios.

El PP de Casado, por su parte, hizo un esfuerzo de moderación verbal tras los pasados excesos, aunque no pudo poner sordina a las cargantes salidas de tono de su portavoz ( o 'portavox' como le he oído decir a un veterano e ingenioso periodista), la señora Álvarez de Toledo. El desconcierto en las filas de los populares es perceptible tras la pérdida de escaños y no dejaron de escucharse opiniones de importantes personajes abogando por una abstención patriótica en beneficio de Sánchez e incluso, para más adelante, de una potente coalicion con los socialistas al modo de la que gobierna en Alemania

Lo malo es que, entretenidos en la cervantina discusión de si serían galgos o podencos, los plazos se han cumplido sin haberse producido el acuerdo de investidura, el Rey ha desistido de sus consultas y nos vemos abocados a unas nuevas elecciones el día 10 del próximo mes de noviembre. Una cita con las urnas en la que la secreta aspiración de los dirigentes del PSOE y del PP es que los ciudadanos, arrepentidos de haber votado respectivamente a Unidas/Unidos Podemos y a Ciudadanos regresen a casa y podamos reeditar el añorado bipartidismo que tanta estabilidad política nos proporcionó durante años. Claro que, todo eso puede quedarse en meras ensoñaciones al quedarse el reparto de escaños en una situación parecida a la actual y por tanto se prolongue el bloqueo político.

Al respecto, conviene recordar que la ciudadanía, harta de la corrupción y de los mangoneos totalitarios de la clase política durante la vigencia del bipartidismo, optó por dar voz y voto a otras opciones y de esa manera asegurarse que los problemas de país se resolverían de ahí en adelante por acuerdo entre las partes. Desafortunadamente, los viejos vicios no han desaparecido con la nueva fórmula y la interinidad de los gobiernos se prolonga peligrosamente pese a la urgente necesidad de consolidar al menos uno para afrontar los muchos problemas que nos acechan (cambio climático, crisis financiera en perspectiva, sentencia del procés, etc, etc). Lo dicho al principio:escribir sobre la incapacidad de los partidos para pactar un acuerdo de investidura produce hastío.

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