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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La resta

A estas horas, y después de la negativa oficial del presidente del PPdeG a la idea de "España Suma", parece ya evidente que las únicas razones para un posible cambio de opinión -in extremis- solo las proporcionarían las encuestas. Y es que a pesar de cuanto suponen de riesgo y el amplio margen de error que manejan, aportan un dato a tener en cuenta: que todas coinciden en que, por separado, el llamado centroderecha carece de posibilidades reales no ya de gobernar, sino siquiera de acercarse a Moncloa. Apuntan que no es probable que juntos lo hagan, pero no imposible.

(Resulta cierto que meterse en los berenjenales de los sondeos puede tener el mismo peligro que dar de comer a los tigres en el zoo. Pero de momento son la mejor, sino única, manera de vislumbrar el futuro inmediato, porque pueden impulsar a elecciones a quien ha de convocarlas o disuadir de complicar la situación a los que pueden salir perjudicados. Y con ese panorama solo hay una afirmación segura: que la sartén por el mango la tiene en exclusiva -legal y política- el PSOE y es difícil imaginar que regale alguna oportunidad a sus rivales, próximos o lejanos.)

En esta circunstancia, el "no" del señor Feijóo a la suma es una actitud que se fundamenta en el mapa político gallego de hace ya tres años y sobre cuya fiabilidad hay diferentes opiniones. Una de ellas apunta a que, efectivamente, aquí la suma ya está hecha -quizá pudo añadir don Alberto, en Cotobade, que desde la reforma de la Ley Electoral por don Manuel Fraga- en la medida en que todo el arco moderado ha votado al PPdeG. Pero también tiene sentido argumentar que a día de hoy "Galicia resta", a Feijóo y a Casado, alrededor de doscientos mil votos, que másmenos son los que se han ido a Vox y a Cs.

En este punto cabe replicar, y con cierta razón, que las extrapolaciones son libres y que depende de quien las haga dan diferentes resultados. Pero no se puede negar que lo medible es menos opinable que lo abstracto, y que se pueden contar los votos perdidos por el PPdeG en las tres últimas convocatorias autonómicas, generales y municipales, y sale lo que sale. En 2016 una mayoría absoluta, pero tuvo mucho que ver, además de los méritos del ganador, la división de unos perdedores a los que, por culpa de D´hont y su ley, la suma postelectoral no le alcanza. Como ahora le ha pasado, y podría repetirse, al llamado centroderecha.

A partir de todas esas hipótesis, el señor Feijóo puede sin duda sostener su tesis de que en Galicia no hace falta la suma, pero tampoco tiene margen para negar que la acumulación de voto perdido -que le resta si no retorna, y es difícil- hasta ahora le puede privar, aún ganando, de la Xunta. Sumarlo sin coalición sería más brillante para quien lo consiga, sea don Alberto o su alter ego, pero teniendo en cuenta lo que está en juego, quizá hiciera mejor aplicando la política sin despreciar una aritmética que desde hace mucho tiempo predica que sumar suele ser mejor que restar, sobre todo si se considera que el que tiene más en el total -siempre que no se trate de males o desgracias, claro- gana. El resto, más allá de los juegos de palabras, sólo sirve para Antoñita la fantástica y sus discípulos.

¿No??

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