Acaba de publicarse un libro sobre el desarrollo de la economía de Cabo Verde, que merece atención. Está escrito por los mejores expertos del país, muchos de ellos profesores de la Universidad Jean Piaget de Cabo Verde, colegas en el proyecto de integración universitaria África-Europa, dirigido por la Universidad Autónoma de Madrid.

El libro, muy didáctico y riguroso, coordinado por la profesora Arlinda Dias Rodrigues y prologado por el rector de la Universidad Wlodzimierz J. Szymaniak e introducido por el presidente del Instituto Nacional de Estadística Osvaldo Borges, permite hacer diez reflexiones sobre el desarrollo del país.

La primera reflexión alude a las raíces históricas de las islas de Cabo Verde. Su "descubrimiento" por la expansión portuguesa del siglo XV y su posición geoestratégica fueron decisivas en la colonización iniciada en la isla de Santiago y poblamiento con esclavos traídos de los Ríos de Guinea. La dotación del mejor puerto, su dinamismo comercial y sus relaciones internacionales confirieron a la ciudad de Praia el estatuto de capital del país.

La segunda reflexión tiene que ver con el papel de las estructuras agrícolas, conformadas por el modelo portugués de "donaciones regias", que consistían en dones a personas de confianza del Rey, que volvían a la Corona, tras la muerte de los beneficiarios y que podían ser de nuevo donadas o transmitidas. Las tierras permanecían en propiedad de una minoría, generando desigualdades, tensiones sociales, inestabilidad y pobreza. Con la independencia, estas estructuras agrarias fueron transformadas con el objetivo de aumentar la producción, la productividad y establecer la titularidad plena de las tierras.

La tercera reflexión viene dada por la relación entre migraciones y desarrollo. Las migraciones son un factor de dinamismo económico, renovación social y cultural, y constituyen en tanto que diáspora un enorme potencial de capital humano que podría aprovecharse como fuerza empresarial y de transmisión de conocimientos.

La cuarta reflexión se basa en la naturaleza insular del país, que le hace depender de la economía marítima (especialmente, el transporte, la pesca y la acuicultura). El principal recurso natural es el mar, pero todavía poco explotado. Necesita hacer frente a serias limitaciones relativas a una flota insuficiente, un bajo nivel tecnológico y una débil capacidad gestora y empresarial.

La quinta reflexión, relacionada con anterior, es sobre la seguridad marítima, manifiestamente mejorable, el desarrollo de una navegación de cabotaje y la construcción de puertos deportivos municipales.

La sexta reflexión se centra en el mercado de capitales, todavía reducido, pero eficiente en la financiación de proyectos de inversión. Los intermediarios financieros tienen un papel destacado en los mercados de capitales, por lo que están llamados a desempeñar una gran importancia en las relaciones entre el ahorro, la inversión, la introducción de nuevos títulos y la liquidez de los activos.

La séptima reflexión es sobre el impacto negativo de la deuda pública sobre el crecimiento económico, y el impacto positivo del crecimiento demográfico y la apertura al exterior. Estas evidencias muestran la necesidad de reducir la dependencia de la deuda pública y mantener la estabilidad macroeconómica.

La octava reflexión tiene por objeto la evolución dinámica del sector turístico, puesta de manifiesto en los niveles de gasto diario de los turistas, su alto nivel de satisfacción, la estancia media y su intención de volver al país.

La novena reflexión, derivada de la octava, se plantea la necesidad de un turismo sostenible, basado en economizar recursos, diversificar el producto, limitar el turismo de masas e integrar a las comunidades locales en el desarrollo del sector.

La décima reflexión es la necesidad de una mayor integración del país en la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), lo que supondría una enorme ampliación a un mercado de más de 300 millones de personas, la atracción de inversiones y el aprovechamiento de las economías de escala en la transformación de materias primas, los servicios de las tecnologías de la información y la comunicación, el transporte marítimo y aéreo, y las energías renovables.

Finalmente, Cabo Verde, sobre la base de este decálogo, debería elaborar un Plan Estratégico, que establezca los objetivos de desarrollo, las prioridades y las estrategias.

*Catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro de la Red de Universidades AMENET (África, Mediterráneo y Europa, financiada por la Unión Europea-Programa Erasmus +)