Dentro de la serie que estamos dedicando a figuras ourensanas, que a lo largo de los tiempos destacaron en los diferentes campos de la cultura, la enseñanza, la jurisprudencia, las artes, la música, el periodismo, la antropología, las ciencias y la educación, traemos hoy a nuestras páginas la figura del escritor, periodista y amante del cine de calidad y de "Arte y Ensayo", Arturo Lezcano Fernández (1939-2019), que con 79 años de edad falleció en la ciudad de Coruña el pasado mes de enero.
Arturo Lezcano Fernández, conocido por sus amigos con el apelativo cariñoso de "Ruco", había nacido en Ourense el 22 de septiembre de 1939, y falleció con 79 años de edad en la ciudad herculina el 17 de enero de 2019, siendo sepultados sus restos en el cementerio municipal de Santa Cecilia de Feáns, en la parroquia coruñesa de Elviña. Su padre había sido militar del cuerpo jurídico. Con su mujer Viruca González tuvo cinco hijos y uno de ellos, Arturo Lezcano Jr. es también un joven periodista, especializado en deportes, que ya trabajó como tal en Argentina, Brasil y el Reino Unido. Lezcano realizó sus estudios primarios, secundarios y de bachillerato en el Colegio Cardenal Cisneros, que en aquel momento estaba situado en la calle ourensana de La Barrera, del que recordaba siempre a la profesora de Geografía e Historia Rocío Areán. Inició los estudios de Derecho, por enseñanza libre, en la Universidad de Oviedo, pero no los terminó. A él lo que más le interesaba y gustaba era el periodismo, y también era un gran amante del cine de vanguardia, que se había convertido en una de sus principales aficiones. Por un tiempo también hizo estudios de periodismo y finalmente consiguió el carnet de periodista, que extendía el ministerio dirigido por Fraga Iribarne. Sus primeros textos en prensa los publicó ya a los 16 años.
Comenzó su carrera profesional de periodista en el diario local de Ourense, en la década de los sesenta. Época en la que, entre otros, tuvo como compañeros de profesión al fotógrafo Enrique Reza, y a los periodistas Alejandro López Outeiriño, Luis Padrón Vaamonde, Manuel Rodríguez Rey, Francisco Álvarez Alonso, Julio V. Gimeno, Isidoro Guede, Ángel Huete, Segundo Alvarado y Servando Ellacuriaga. A finales de 1969 se trasladó como periodista para Ferrol, donde fue redactor jefe y luego director del Ferrol Diario. Finalmente, a partir de los primeros años 80 se fue a trabajar en la ciudad herculina en el diario La Voz, periódico en el que también llegó a ser redactor jefe, además del primer "Amigo del Lector", cuando este rotativo creó esta figura. Se jubiló como periodista en el año 2003, aun cuando en los siguientes años, de forma habitual, continuó escribiendo numerosos artículos de opinión. En 1987 recibió el premio "Xornalismo de Galicia" y en 1991 el "Julio Camba".
Como grande amante de la cultura y, particularmente, del cine de calidad, fue uno de los cofundadores del Cine Club "Miño" de Ourense, que nace en la década de los 60, después de desaparecer el primero y pionero denominado "Orense". Bajo la presidencia del profesor y librero (dueño de la librería Tanco), Carlos Vázquez Rodríguez, son sus creadores, además de Lezcano, Eligio Lameiras, José Román Ferreiro, Segismundo Bobillo Morgade, Juan José Quevedo, Ramón Luis Acuña, Alberto Antón Alonso, Lito Domínguez y Luis Fdez Anguiano. Con proyecciones en 16 y 35 milímetros, las sesiones tenían lugar en las salas de la Sindical del Parque de San Lázaro, el Liceo Recreo, el Cine Mary y la mayoría en el Teatro Principal de la calle de la Paz, con muchas sesiones los domingos por la mañana. Este cine club inauguró su andadura con el film Orfeo de Jean Cocteau, siguiendo con El salario del miedo de Henri-Georges Clouzot y La ley del silencio de Elia Kazan. Gracias a Lezcano, se publicaban interesantes reseñas de los films que proyectaba el cine club (y también de algunos importantes que se proyectaban en las salas comerciales ourensanas), en el periódico local. Y de 1961 a 1967, merece ser destacada la edición semanal de la Hoja del Lunes, en la que, firmada por Lezcano la mayor parte de las veces (en otros casos los textos eran de Acuña y de Anguiano), se publicaba una página cinematográfica ilustrada dividida en varias secciones: un director de cine, un actor, la crítica de la película de la semana y un espacio sobre el lenguaje cinematográfico (planificación y tipos de planos, movimientos de cámara, montaje, trucos, uso del tiempo y del espacio, etc.). Después, en el diario local, entre 1969 y 1973, solo con la autoría de Lezcano, se publicaba una página similar, que también salía en Ferrol Diario, periódico en el que ya ejercía la profesión de periodista y dependía de la empresa ourensana. En su nueva estancia en la ciudad departamental, siendo tan cinéfilo, Lezcano entró en la directiva del cine club Zoom de la ciudad. Infelizmente, a pesar de la gran ilusión que tenía, junto con Acuña, quiso ingresar en la Escuela Oficial de Cinematografía, que tenía sus aulas en la calle madrileña de Génova. Ambos superaron las dos primeras pruebas, pero como si fuera una oposición para notarías, no pasaron la tercera, pues las plazas estaban reservadas para otros que tenían más "apoyos". El tribunal examinador estaba formado por Carlos Saura, Luis G. Berlanga y Florentino Soria. Es muy interesante la lectura del libro de Lezcano Ourense, città aperta, que la editorial Lea le publicó en 1999. A través de esta publicación se puede analizar, no solo el cineclubismo ourensano inicial, sino también la pasión de Lezcano por el llamado séptimo arte.
De sus años de trabajo y vida en Ourense es necesario mencionar que participaba con gran entusiasmo en la tertulias del "Volter" dirigidas por Vicente Risco, al que siempre admiró, y la gran amistad que siempre mantuvo con su hijo Antón Risco. Demostradas claramente en sus libros a ellos dedicados: Risco segundo Risco (Galaxia, 2013), monografía Vicente Risco (Xunta de Galicia, 1996), Antón Risco, con nome propio (Deputación de Ourense, 2015) y Para ler a Vicente Risco (Galaxia, 1997). Por ello, ayudó a crear en Allariz la Fundación Vicente Risco, de la que durante bastantes años desempeñó el cargo de vicepresidente de la misma. Fue muy importante para su formación, durante los años de estancia en su ciudad natal, su participación en las tertulias ourensanas del café Cortijo, del Café-Bar Miño, de los hoteles Roma y Parque y, especialmente, la del Volter de la plaza Eirociño dos Cavaleiros, cuyo dinamizador principal era Risco, y en las que, además de Lezcano, participaban entre otros los pintores Quessada, Virxilio, Conde Corbal, Prego de Oliver, Arturo Baltar y José Luis de Dios, además de escritores, filósofos y arqueólogos como Otero Pedrayo, Ferro Couselo, Carlos Casares, López Cid, Vázquez Gimeno, Adolfo Estévez y Cuevillas. Lamentablemente, cuando Segismundo Bobillo quiso recuperar los numerosos folletos de las sesiones del Cine Club Miño, impresos en las Gráficas Tanco, que se guardaban en la buhardilla de la casa de Lezcano, la madre de este los había echado unos días antes a la basura. Una verdadera pena, porque con ellos se podía escribir una interesante memoria del cine club, y posteriormente publicar un libro con su historia y vida. Solo queda la esperanza de que José Román Ferreiro, fallecido a finales de 2015, hubiese conservado los programas, o también Eligio Lameiras, que por suerte, se encuentra todavía entre nosotros.
A partir de los primeros años ochenta, Lezcano se marchó desde Ferrol para Coruña, entrando a trabajar en el diario La Voz, en el que se jubiló en 2003. Desde ese momento desarrolló un importante trabajo cultural en la ciudad herculina, además de su labor profesional de periodista, destacando como coordinador durante siete años del Cuaderno de Cultura del periódico y siendo el redactor jefe de la sección de páginas dedicadas a Galicia. Durante diez años formó parte del jurado del premio literario "Torrente Ballester". Antes en Ourense había publicado una columna diaria, además de ser el responsable de numerosos reportajes y crónicas, de ellos más de treinta dedicados a la emigración gallega en Centroeuropa, siendo así mismo el responsable de la crítica cinematográfica y literaria, con una página semanal de divulgación del cine, cuya crítica tan acertada fue pionera en nuestro país, demostrando lo mucho que había leído sobre los grandes directores, sobre todo italianos, franceses y americanos. En lo mucho que le ayudó también el visionado de las películas en el cine club "Miño" y los coloquios sobre las mismas, que dirigían sobre todo Román y Lameiras. Y algunas veces en ciclos especiales como los de las fiestas mayores de la ciudad, críticos venidos de Madrid y Barcelona.
Lezcano demostró siempre un enorme talento, gran cultura, cordialidad, era amigo de los amigos, muchísima lealtad a nuestra tierra y capacidad de liderazgo, a lo que su gran amigo también periodista, que se encuentra entre nosotros, Fernando Ramos (ourensano que fue un estupendo actor del grupo teatral Valle Inclán, que dirigía Segundo Alvarado), denomina "periodismo de raza". Y llega a enfantizar todavía más: "De su afilada pluma nos dejó imborrables testimonios, con un gran despliegue de su capacidad crítica, vigorosa, razonada y precisa". Por su parte, otro de sus amigos, José Francisco Fernández, con motivo del fallecimento de Lezcano, entre otras cosas de sus vivencias comunes, llegó a decir muy acertadamente: "Estoy seguro que te encuentres donde te encuentres, seguirás escribiendo, pues es algo genético que no puedes evitar. Para ti un fuerte abrazo y ánimo en tu nuevo destino y para todos los tuyos, mucha fortaleza en estos duros momentos".
Recordando a su gran amigo Ramón L. Acuña, Lezcano escribió entre otras cosas los siguientes textos: "Hablábamos de política y de literatura. El cine no te interesaba nada, hasta que te convencí para que descubrieses el "lenguaje cinematográfico" de la mano de Román Ferreiro y Eligio Lameiras, con quienes muy pronto fundamos el Cine Club Miño, el pionero en Ourense, donde durante toda la mal llamada década prodigiosa - ilusionada sí - destripamos centenares de películas, en 16 y 35 milímetros, a base de presentación oral, proyección y coloquio. Filmes menospreciados por el cine comercial e incluso por la España de fajín y corneta. Años más tarde acudiste a presentar mi libro Ourense, città aperta, en el cual se evoca toda una década". Y más adelante continua diciendo: "Aquellas noches de los 60 íbamos, indefectiblemente, a la sesión de noche de la celebrada Auria en el Paseo. A diario había poca clientela. Nos sentábamos en una mesa, hablábamos, despotricábamos contra el régimen, nos apoyábamos en silogismos hegelianos-marxistas, comentábamos, por ejemplo, a Camus, Beckett, Ionesco, Hemingway, Faulkner...o las últimas películas de Bergman, Antonioni, Bresson, Mizoguchi, Rossellini, Truffaut, Eisenstein...Intermitentemente nos encerrábamos a redactar textos utilizando la máquina de la academia Bóveda, en la Alameda del Cruceiro, de la que era copropietario tu padre, Manuel Luis Acuña Sarmiento, poeta mal conocido, autor de Fírgoas, uno de los hombres más inteligentes y bondadosos que he conocido, a quien, por iniciativa tuya, reivindicamos en congresos o suplementos literarios".
Además de los libros que citamos anteriormente, Lezcano es el autor de algunos libros de ficción literaria, como Os Dados de Deus (Galaxia, 1994 y La Voz, 2002) y Só os mortos soterran seus mortos (Galaxia, 2001) y los de ensayo Cuando éramos inmigrantes (Deputación Ourense, 2015) y Ferrol Diario: El Norte de Galicia (Comunicación) (Lea, 1993).
Finalmente, no podemos dejar de comentar que Lezcano era de ideología progresista y galleguista, y profundamente anti-franquista. En su "Cuestionario Proust" indicaba que las virtudes que más valoraba en las personas eran la gratitud, el optimismo y la sinceridad. Y las figuras culturales que más admiraba eran Bach, Goya, Faulkner, Shakespeare y Jesús. Y lo que más despreciaba Franco, el gregarismo y la oligarquía.
(*) Educador social y animador cultural
