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Basuraleza, un objetivo pendiente

Evitar el abandono de residuos para paliar la contaminación

Se acaba de acuñar esta nueva acepción, una combinación de las palabras basura y naturaleza, para referirse al conjunto de remanentes generados por el ser humano los cuales, esparcidos por el globo terráqueo, alteran el equilibrio de los ecosistemas terrestres y marinos, como si de una catástrofe ambiental silenciosa se tratara. Está constatado que la dejación de porquería al albur provoca penosas consecuencias en la vida animal y vegetal.

El término "basuraleza" -una burda traducción proveniente del inglés "littering"-, no está aún recogido en el diccionario de la Real Academia de la Lengua. El tecnicismo anglosajón se presta, no obstante, a ciertas confusiones pues es utilizado en contextos diferentes, abarcando desde la bazofia humana hasta los remanentes orgánicos o para referirse a la hojarasca.

Este concepto se atribuye al proyecto Libera, creado por SEO/BirdLife (Sociedad Española de Ornitología) en colaboración con Ecoembes (organización ambiental dedicada al reciclaje de envases), y con él se persigue sensibilizar sobre la huella que supone abandonar despojos en la naturaleza. El mensaje que lanza Libera debe servirnos de reflexión: "El abandono de los residuos en entornos naturales se ha convertido en una catástrofe ambiental de dimensiones abrumadoras que afecta, no solo a la flora y fauna sino también al ser humano. Con basuraleza queremos intentar llegar a toda la ciudadanía, que comprenda la gravedad de esta problemática que ya está presente en cualquier ecosistema del planeta".

La iniciativa pretende concienciar las costumbres -mediante conocimiento, prevención y participación-, con vistas a preservar de tales desmanes los espacios vírgenes y erradicar la "basuraleza". Incluye variables tan diversas como las emisiones de gases de efecto invernadero, la pérdida de biodiversidad en base a la destrucción de su hábitat, el urbanismo descontrolado e incluso la intensificación agraria.

Uno de los aspectos mejor investigados es el impacto que ocasiona la suciedad sobre la vida silvestre, sobre todo en entornos marinos y costeros. Se calcula que sobrepasan el millar las especies marinas y acuáticas afectadas por tal agresión (Harding, S. (2016): "Marine debris: understanding, preventing and mitigating thesignificant adverse impacts on marine and coastal biodiversity". Convención on Biological Diversity n.º 83), acrecentándose en la actualidad hasta el 90% las aves marinas que han ingerido microplásticos y/o nanoplásticos.

Efectivamente, una gran mayoría de los desechos oceánicos están compuestos por varios tipos de plástico (son millones las toneladas que se aportan anualmente), cuya característica fundamental es ser altamente persistentes y, además, suelen contener elementos químicos tóxicos. Su fragmentación produce un gran número de pequeñas partículas que son absorbidas con facilidad por los organismos. El dilema añadido que suscita el problema es que a través de la transferencia trófica en las cadenas alimentarias puede tener implicaciones para la salud humana.

Respecto a lo que afecta a las especies terrestres, los estudios se encuentran en una fase preliminar y por tanto son menos precisos, pero se considera que su impacto es del mismo modo muy importante, dado que los residuos que llegan al mar proceden precisamente de los acumulados en tierra firme.

Aunque la presencia de materiales plásticos en estos dominios está muy bien documentada, coadyuva asimismo a la contaminación la existencia de elementos metálicos y, podemos decir de manera billonaria, las toallitas, pajitas y bastoncitos desechables, así como los ubicuos filtros de los cigarrillos. Son variadas las recomendaciones que hacen los expertos para combatir este mal que nos acecha gravemente: reducción de envases y plásticos, mejora en el diseño de embalajes, implantación de tarifas para artículos de un solo uso, apoyo a la innovación de nuevos materiales biodegradables, fomento de la reutilización y del reciclaje, etc.

Cada vez son más frecuentes las campañas de recogida colaborativa de residuos abandonados por doquier, si bien las batidas se concentran en playas, ríos y, en general en cualquier escenario natural. Resulta de enorme interés pedagógico involucrar en estas acciones de saneamiento a los alumnos de los colegios, lo que, sin duda, contribuirá a despertar una efectiva pasión ecologista, que no es otra cosa que amar y respetar el medio ambiente.

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