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Luis M. Alonso.

sol y sombra

Luis M. Alonso

El síndrome Solbes

Crece el temor a una nueva recesión mundial. Ese temor trae como consecuencia que muchos países se preparen para afrontarla. España, que presume de cifras de crecimiento, no se encuentra, al parecer, entre ellos. Algunos lo atribuyen a que no hay gobierno, pero estoy seguro que habiéndolo tampoco sería probable contar con una previsión que otras veces no hemos tenido. Como es un hecho bastante reciente, el primer recuerdo que viene a la cabeza es la negación de la crisis por parte de Zapatero y Solbes, los dos grandes cruzados del optimismo antropológico que devino en desastre mayúsculo.

Recuerden, la crisis de las hipotecas subprime de Estados Unidos en agosto de 2007 fue el detonante de la mayor depresión económica de los últimos setenta años. Sin embargo, Rodríguez Zapatero aseguraba todavía en enero de 2008 que todo era fruto del catastrofismo y se apresuró a lanzar el famoso Plan "E". El entonces presidente del Gobierno acabaría conduciendo a España a su nivel máximo de déficit público, un 11,2 por ciento, nunca alcanzado hasta el momento. Se habló incluso del fin de la zona euro.

Solbes terminaría por denunciar, diez años después, la cadena de despropósitos que llevaron al país a una de las situaciones económicas más comprometidas de su historia. En 2009 se pensaba en volver a una posición de crecimiento en 2010. Ahora el Gobierno en funciones mantiene que España seguirá creciendo, mientras que Estados Unidos prevé una bajada de los impuestos a los trabajadores para estimular el consumo, Alemania inyecta gasto público para enterrar la austeridad y China pone en circulación más crédito bancario para las empresas y las familias. Lógicamente, cada cual elige el movimiento que considera oportuno para intentar incentivar una economía en vías de recesión. En España, la idea es que el crecimiento del PIB, por encima de la media europea, seguirá y que por ese motivo no cabe preocuparse por nada.

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