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En modo espera

Parálisis política y desipación estival

España no existe, proclaman algunas pintadas disgregadoras, rematadas con apostillas de tono sesentayochista. Conviene matizar que, en el corazón de agosto, España se difumina, pero solo como problema. Estamos en un tiempo de suspensión política abierto por el fracaso de la investidura de Sánchez, agravado por la disipación veraniega y por la circunstancia de que incluso quienes han de romper el encantamiento maléfico de la parálisis institucional ignoran cómo saldrán de ella.

Pese a que el país, en una mímesis perfecta con la estación, sigue en modo espera, ocurren cosas de trascendencia para lo que puede llegar, como que Madrid vuelva a tener un gobierno del PP, aunque sea compartido con quienes venían a barrer los restos de la derecha clásica. La contribución de Ciudadanos resulta decisiva para estabilizar a los populares, que recuperan el resuello al conservar su principal bastión autonómico, modelo a escala de todas sus políticas.

El ensayo metafísico de Rivera de alcanzar un objetivo avanzando en dirección contraria abrió para Casado la oportunidad de superar las tribulaciones que a punto estuvieron de acabar con su liderazgo. Atenuada por sus propios errores tácticos la amenaza de Ciudadanos, el PP goza de la ocasión de trazar una estrategia, algo que parecía imposible cuando entre abril y mayo todos sus esfuerzos se iban en poner parches al naufragio. Casado templa el verbo y da pequeños pasos, como el de España Suma, para abrir el paraguas a la reagrupación de la derecha. La artillería retórica del PP queda a cargo de su portavoz parlamentaria Cayetana Álvarez de Toledo, a quien tan bien le cuadra la "arrogancia libresca" que la FAES de Aznar reprocha a Errejón. Álvarez de Toledo tiene voz propia y apuesta por una repetición electoral ante la que el partido se muestra comedido. En Madrid quedó claro además que la resistencia de Vox tiene un límite y que nunca frustrarán un gobierno de la derecha, aunque sea templada.

Si ante todos estos signos la izquierda persiste en su sempiterno desencuentro es que está fuera del mundo.

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