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Historias de la Gran Vía

En la primera década del siglo pasado el ingeniero de caminos Ramiro Pascual, por encargo municipal, elaboró un plano topográfico de gran minuciosidad que sirvió de base para la redacción del Plan de Reforma y Ensanche de Vigo, que en 1910 supuso todo un hito urbanístico para la ciudad.

En este ya centenario planeamiento, el ingeniero proyectó una retícula ortogonal sobre la ladera de El Castro, el entonces llamado barrio de Casablanca. Como eje de ese ensanche delineó una amplia avenida ascendente de más de treinta metros de anchura, el vial más amplio de la ciudad. Ya recogía en su idea original un bulevar a la parisina, con calzadas laterales y un paseo peatonal central, arbolado y con parterres ajardinados.

Como es inevitable en todo proceso urbanístico vigués, el inicio de las obras se retrasó tan sólo un cuarto de siglo, y en coincidencia con la Guerra Civil se arrancó con la avenida y sus bulevares en el encuentro de la calle Urzáiz (por entonces llamada José Antonio).

Me consta que Antonio Palacios en su plan urbanístico para Vigo respaldaba la idea del nuevo gran bulevar, para el que proponía el nombre de Avenida de Londres. La carambola temporal hizo que el nombre finalmente impuesto fuese el de Gran Vía del Generalísimo Franco.

El caso es que el proyecto fue adelante, alcanzando su primera fase hasta la actual Plaza de España. El amplio vial de circunvalación se extendería más tarde hasta el encuentro con Traviesas, siguiendo siempre la idea original de Ramiro Pascual de dar continuidad a un gran bulevar arbolado, sombreado y con espacios de paseo y descanso para peatones.

Y así fue hasta el pasado dieciocho de julio, fecha en la que un grupo de operarios municipales procedió a levantar aquel tapiz pavimentario del que la ciudad disfrutaba desde hace casi un siglo.

De la noche a la mañana, el arranque del bulevar se ha visto asaltado por unas tropas que han iniciado su actividad con una tala masiva de árboles. Sí, aquellos árboles proyectados por Ramiro Pascual y plantados en la década de los treinta del pasado siglo.

Un proyecto de modernización mediante escaleras mecánicas para facilitar el acceso de la zona comercial de Urzáiz a la de Venezuela (triangulitos blancos, verdes y negros) es la causa de la tala de aquellos árboles que impedían la nueva idea.

¿No ha sido posible implantar dicho sistema mecánico salvando el arbolado y el original bulevar? Parece que no. Pero no temamos, me aseguran que el preceptivo informe técnico confirma que la tala se ha limitado tan sólo a árboles que estaban ya enfermos, desahuciados, que casualmente eran los que molestaban al nuevo proyecto. Los que no suponían un impedimento estaban todos sanos y rozagantes. Podemos respirar tranquilos.

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