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la mirada

"Una diputada muy profunda"

En junio de 2018 cuando aún Alberto Núñez Feijóo no se había autodescartado para liderar el PP y era presentado y visto como el candidato ideal que garantizaría la unidad del partido, Cayetana Álvarez de Toledo escribía en su columna de El Mundo sobre el presidente gallego:

"Frío, inteligente, eficaz, dicen. Un ganador, aunque sea en Galicia. No es poco cuando hasta un twice-loser puede llegar a Moncloa. ¿Pero qué piensa Feijóo exactamente? ¿Cuáles son sus convicciones políticas? ¿Sus objetivos nacionales? A ver. Detalles que podrían interesar no sólo a los que miran por su cargo, sino también por una España con más igualdad y libertad. Feijóo ha dicho que la corrupción le repugna. Estupendo, pero eso es un imperativo ético, no un programa electoral. Su política lingüística no difiere esencialmente de la de cualquier nacionalista. Lo resumió en 2016: "Tenemos algo importante en común: la lengua gallega. Nadie puede ser ajeno a ella". En una entrevista con Jordi Évole -qué necesidad- asumió que el Estado "debería pedir perdón" por las cargas policiales del 1-O. Y ahora ha vuelto a circular un vídeo en el que proclama que "Galicia tiene muchos elementos para considerarse una nación sin Estado". Ah, y mantiene los impuestos de Patrimonio y Sucesiones. Todo esto con mayoría absoluta. Feijóo puede ser el nuevo líder del Partido Popular, pero tendría que hacer su propio proceso de reconstrucción, por utilizar la expresión de Aznar que tanto ha irritado a sus ex propios y para siempre ajenos. Porque el desafío nacionalista es el problema más grave y urgente de España. Y la tibieza en su combate el mayor lastre electoral del PP".

Cayetana Álvarez de Toledo, que ahora dice "conocer bastante poco" al líder del PPdeG porque sólo se han visto "tres veces", acaba de ser elegida esta semana la portavoz del PP en el Congreso. Y Feijóo no la ha llamado para felicitarla, no fue el único, como contó la que fue cabeza de lista por Barcelona y única diputada del PP por Cataluña. Totalmente comprensible. El político gallego sabe lo que la nueva portavoz piensa de él, y ella ya se habrá enterado de que lo mejor que se le ocurre decir a Feijóo de ella es que "una diputada muy profunda desde el punto de vista de la formación y de la ideología", y que espera que Casado "acierte" con su elección. El titular de la Xunta la felicitó a posteriori y a través de los medios de comunicación, pero sin entusiasmo y extendió su enhorabuena a todos los nuevos cargos designados por Pablo Casado.

Feijóo y Álvarez de Toledo representan dos estilos diferentes y dos proyectos distintos para un mismo partido. Sus recetas para la recuperación electoral del PP difieren. Simbolizan las dos almas del PP. Son dos sensibilidades, dos corrientes divergentes. Mientras Feijóo reclamaba en la convención del partido "un PP moderado, firme, serio, no vociferante". Y desde entonces no se cansa de urgir a "ensanchar el partido" y "no abandonar el centro", la nueva portavoz, a quien no se le puede discutir una formación académica extraordinaria (licenciada en Historia Moderna por la Universidad de Oxford y una tesis dirigida por el hispanista John H. Elliot) encarna a la derecha sin complejos.

Es una mujer liberal que tilda de "disparate" las huelgas del 8-M y responde a Feijóo y otros dirigentes populares: "No sé qué es esto de las vueltas al centro o las moderaciones que oigo por otro lado. Defender el Estado constitucional y la democracia con coraje y valentía y plantar cara al nacionalismo no es falta de moderación. Es simplemente llamar a las cosas por su nombre".

No asistimos a un debate de personas. Es un debate sobre el posicionamiento ideológico, sobre el rumbo que debe tomar el PP para recuperar votantes, y con la elección de la historiadora y también periodista de triple nacionalidad (española, argentina y francesa) Pablo Casado se distancia de los postulados de Feijóo, quien pierde influencia y peso en Madrid.

El titular de la Xunta y con él otros dirigentes como el presidente andaluz, Juanma Moreno, o el líder del PP vasco, Alfonso Alonso, o la máxima representante del PP asturiano, Mercedes Fernández, o la valenciana Isabel Boning, intentaron frenar ya en primavera el nombramiento de Álvarez, pero solo lograron retrasarlo.

En mayo de 2019, tras el varapalo de las elecciones generales, el sucesor de Mariano Rajoy al frente del PP buscó el cobijo de Feijóo y en una romería popular en el concello de O Pino se mostró "dispuesto a mejorar" e impulsar un partido "abierto, centrado y reformista". "Hemos captado el mensaje, somos conscientes de los errores", admitió ante 5.000 militantes, después de que Feijóo le pidiese volver al centro político y apostar por un partido "amplio", "sin pensamiento único ni intransigente". Las palabras se las lleva el viento y Casado acaba de emprender otro rumbo con la elección de la nueva portavoz del PP en el Congreso. Un rumbo que le aleja de Feijóo.

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