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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La colisión

Uno de los dichos más conocidos para expresar el colmo de las desdichas -o a veces el no va más de la impericia para no padecerlas- es ese de "poner en marcha un circo y que crezcan los enanos". Con todo respeto para aquellos que padezcan escasez patológica de centímetros, por supuesto, que esa condición no debe significar una maldición. Pero en política hay circunstancias que suponen un riesgo sobre todo para quienes las propician, muchas veces con razón y otras sin ella pero que sobrevienen -las circunstancias- por factores imprevistos.

Ese es el caso que podría enfrentar aún más de lo que ya están a la Xunta y al Consello de Contas. Es cierto que la sensatez aconsejaría templar los ánimos pero, como demuestran una serie de hechos relativamente recientes, hay frases que en un contexto determinado, producen efectos directos demoledores: ahí está el caso de la moción de censura que privó al señor Rajoy de la gobernanza española. Y puede ser parecido el que se ha dado en Galicia y que casi con toda seguridad dejará huella, sobre todo si, como es previsible, se convierte en un instrumento de la posible partida electoral que se avecina y en la que no van a pintar, si se juzga por sus anticipadas vísperas, ni oros ni copas.

Ocurre que, además, el asunto es serio. Y no sólo porque, como se ha dicho, el informe del Consello entra en colisión directa con los datos de la Xunta en cuanto al ahorro efectivo que supuso la proclamada reducción de la Administración paralela, sino que su conclusión principal es que apenas se redujo. Al menos en términos prácticos, porque la cifra estimada por Contas es ridícula. Y con la incidencia -en este caso agravante- que se deriva de los antiguos refranes y sus derivados; por ejemplo, el de que lo medible no es opinable. Y poco más medible que el dinero.

A partir de ahora parecería razonable que las dos partes dejasen claro el asunto, porque va, al menos en opinión de quien escribe, va más allá de la interpretación de un texto. Parece cierto que el o los párrafos del informe del Consello resultan incómodos para la Xunta, pero la clave no está en si son afortunados o no; lo que procede especificar es el motivo de la discrepancia -se trata de contabilidad, no de filosofía- y cómo se debe resolver. Mucho de lo demás, al menos hasta ahora a pesar de que ya es agosto -época en que la tendencia es a sosegar los líos-, sobra.

(En cualquier caso, resulta evidente que la actitud del Consello de Contas, en la medida en que su función des aconsejar -valga la redundancia- sin carácter vinculante, va más allá de lo que en teoría le corresponde. Porque criticar que el Gobierno gallego haga poco caso de sus consejos, aunque resultare del cierto, aparenta extemporáneo. Y teniendo en cuenta que hasta ahora y con todos los Consellos, la Xunta respectiva ha tenido desencuentros abundantes pero nunca llegó la sangre al río, es inevitable que este de ahora, casi en vísperas electorales, suscite algunos recelos y sospechas. Y provocarlos/as tampoco es su función.

¿No??)

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