Una de las verdades -relativas: en ese mundo no caben otras- de la política es que de vez en cuando los profetas aciertan. No se trata de un fenómeno que se dé muy a menudo, pero lo curioso es que, cuando acontece, casi todo ese oficio parece ser el autor de la "profecía". Que es lo que ahora ocurre con la historia del "relato", invento tertuliano para interpretar algunas de las cosas que pasan y al que le ocurre como a las mentiras de Goebbels; que a base de tanto repetirse, y por tantos, acaban pareciendo verdad irrefutables que sólo discuten los ignorantes o los despistados.

Así pues, el "relato" que ahora mismo se oficializa es el de que "le toca" al centroderecha desbloquear la investidura previa a la formación de un gobierno urgente. Y desde la actual nomenklatura del PSOE -a ninguno de cuyos miembros se pretende comparar con el ministro de Propaganda del III Reich, por supuesto- se trata de convertir no ya en una verdad, sino en obligación, esa consigna. Que en realidad busca lo mismo que la operación anterior con Podemos: que se consagre presidente al señor Sánchez sin concesiones. Por eso, por la exigencia de fe previa, se habla de consagración.

La cuestión, pues, y a pesar de que trate de disimularse, sigue siendo la misma que hizo fracasar en cuatro votaciones -contando las que precedieron a la investidura de don Mariano Rajoy- al actual presidente en funciones: que no ha sido capaz de lograr la confianza de la Cámara, ni a través de una mayoría absoluta ni tras lograr más "síes" que "noes", abstenciones aparte. Y eso ocurre porque el Parlamento, salvo por parte del PSOE y su monaguillo cántabro, no se fía del candidato. Punto.

Ese motivo, que se niega desde el "relato" oficial -corregido y ampliado por el apparat de Moncloa-, se debe no tanto a manipulaciones torticeras o ambiciones indebidas de los demás, sino simplemente a que la trayectoria del presidente en funciones, incluso antes de que lo fuera, es todo un compendio de modos y maneras para decir hoy una cosa y al día siguiente hacer la contraria. Hasta el punto de que se han utilizado textos, modificados unilateralmente, para cambiar o negar acuerdos. Eso dice Podemos, aunque es verdad que no presentó documentos.

Ahora, y tras los ataques descalificadores a los dirigentes podemitas, le toca el turno de los "deberes" a la bifálica, porque de momento se excluye a Vox. En Galicia, y como curiosidad, se da la circunstancia de que coinciden dos perfiles tan distintos como los de los señores Feijóo y Caballero (Gonzalo) que por caminos distintos parecen llegar a la misma conclusión: acaso convenga que el PP opte por la abstención. El presidente gallego, como el andaluz, reclaman condiciones y garantías al candidato, pero "si se dan" habría -dicen- que estudiar esa alternativa. Lo pintoresco, además de esas condiciones, es que podrían incluso aceptarse para, en el momento en que le convenga al garante, tirarse a la cuneta. Y unos cuantos precedentes hay: por eso no faltarán -sobre todo en el centroderecha navarro- los que califiquen de incautos a ambos mandatarios. Aunque sea una pena.

¿Eh??