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Luis M. Alonso.

sol y sombra

Luis M. Alonso

El fascismo analógico

La teoría de Umberto Eco de que se puede jugar al fascismo de muchas maneras, y el nombre del juego no cambia es una de las más felices de la historia en términos de acogida para definir cualquier tipo de fenómeno o conducta totalitaria. Sin embargo, según el historiador Emilio Gentile, el mayor especialista vivo en la materia, la tesis, aunque tenga entre sus objetivos poner en guardia a la opinión pública frente al retorno fascista, implica una grave distorsión del conocimiento. El atributo de "eternidad", dice, se ha reservado curiosamente sólo para él. No hay teorías sobre el socialismo, comunismo, anarquismo, nacionalismo o liberalismo, eternos.

En el caso de España se ha reservado, además, una categoría de insulto, "facha", que sirve para despachar con cajas destempladas cualquier analogía, conducta rancia o nostálgicamente sospechosa de militar en otro tiempo ya algo remoto. Es de las pocas expresiones coloquiales los años de la Transición que se sigue utilizando continuamente. El fascismo analógico redunda, según Gentile, en falsificación. Pero resulta práctico.

Estoy con el viejo profesor italiano, los conceptos por usarlos mal se banalizan. Tendríamos que ser más cuidadosos con las palabras que han servido para expresar fenómenos trágicamente dolorosos como el caso del fascismo, bien mussoliniano o universal. Afortunadamente, creo yo, no todo aquello que se define como tal es fascismo, aunque el ingenioso eco de la tesis de Umberto incite a resguardarse en la expresión. Conviene prevenirse frente a los demócratas sin ideales democráticos tan de moda que ponen en riesgo el sistema de libertades individuales y colectivas, y la mejor forma de hacerlo es saber juzgar a cada cual por sus actos.

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