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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El intérprete

Hay veces en las que en el mundo político podrían emplearse todavía más tópicos de los habituales e incluso echar mano de dimes y diretes para aumentar su intendencia. Es el caso, por ejemplo, de la información que este periódico acaba de publicar acerca de una posible prórroga de los presupuestos de Galicia para el año 2020: la duda provoca la tentación de aplicarle -con la modificación precisa, claro- un antiguo trabalenguas: "el interpretador que interprete lo que quiere decir la Xunta, buen interpretador será". Y no es para tomárselo a broma: el asunto tiene su aquél y, conocido el paño, a ver quién se arriesga.

Desde un punto de vista legal, y también político, la posibilidad de la prórroga presupuestaria está bien fundamentada, según la información de este periódico. El hecho de que los presupuestos del Estado hoy vigentes, están prorrogados, y no es inverosímil la hipótesis de otras elecciones este año, el Gobierno gallego precisa para los suyos datos concretos y fiables acerca de la aportación estatal. Y la incertidumbre en que la opereta de PSOE y Podemos ha dejado, tras el nuevo fracaso de don Pedro Sánchez, obliga a reflexionar. Y hacerlo seriamente.

(La referencia a la seriedad es tanto más necesaria cuanto que "el relato" -esa sandez con la que cada cual intenta explicar lo ocurrido y señalar culpables- puede llevar a engaño. O a cosas peores: el secretario xeral de los socialistas gallegos muestra otra vez su falta de imaginación siquiera para criticar a sus rivales y un sectarismo tal que le lleva a manejar sólo consignas. La última, por ahora, es la de acusar a derecha e izquierda del nuevo fracaso de don Pedro Sánchez. Y lo hace identificando los intereses de España con los de quien la gobierna, que es su jefe, tesis a la que por lo visto hay que decir "amén" como en el catecismo.)

A partir de la posibilidad de esa prórroga presupuestaria es cuando podría necesitarse el intérprete. Porque ya se ha sugerido, bajo la hipótesis de unas generales en noviembre, la de un adelanto de las autonómicas para hacerlas coincidir. Es posible que la observación parezca inverosímil dada la estabilidad parlamentaria del PP, pero hay dos razones, quizá insuficientes pero con margen para al menos analizarlas; una es el riesgo de gobernar con unas cuentas que no prevén las dificultades económicas que plantea la UE. Otra, que en un año, con o sin investidura, todo es posible y pueden pasar muchas cosas.

Lo que sea sonará, por supuesto, pero existe -al menos en opinión de quien escribe- el riesgo de que el sonido no salga de las urnas, como parecería sensato por más que complicado ante una situación de bloqueo. Con otro problema añadido: que para salir de ella tendrían que maniobrar otra vez los falsos interpretadores de una votación, demostrado como está que su interés no es el general. O aún peor: que los "artistas" de hoy tengan que tragarse sus principios y convicciones -dixerunt- para arreglar el entuerto que ellos mismos crearon. Y, entonces, ¿quién podría creer en lo que al final prediquen, e incluso firmen en un papel?

¿Eh??

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