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tribuna del lector

Los amigos

El tener amigos es importante,pero lo es más cuando terminando el proyecto familiar de educar y dar formación a tus hijos ya vuelan por cuenta propia y se deciden a formar su propio nido.

Los amigos de la infancia son sin duda los más entrañables.

Durante mi infancia, que coincidió con la postguerra civil en mi pueblo de Redondela, se vivió la escasez y la pobreza en gran parte de la población.

Mis amigos del barrio marinero de la Esparrafada vivían en condiciones deplorables, con suelo de tierra y camas en las que dormían cuatro hermanos.

Recuerdo mis partidos de fútbol en la Junquera con balón de trapo y porterías cuyos postes eran un montón de piedras.

Había unas escuelas públicas y algunos privilegiados podíamos ir a un colegio de Vigo; la mayoría internados en los Jesuitas. Pasábamos en el internado hambre, no porque nos dieran de comer cantidades escasas sino porque, por ejemplo, el pescado los Jesuitas lo compraban muy bien de precio, porque estaba en el límite del producto fresco; y nosotros en nuestras casas estábamos acostumbrados a tomarlo fresco del día. Yo que era el mayor de los niños de Redondela, me los traía los sabados a última hora, cogíamos el tranvía a Santiago de Vigo y corríamos la cuesta hasta llegar a la estación. Llegábamos a Redondela a las nueve de la noche y bajábamos a nuestras casas.

Cuando vives siete años con unos compañeros en el colegio llegas a conseguir tener buenos amigos. Mi promoción, gracias a nuestro compañero el padre Ogando, se reunía todos los años para comer. Son reuniones en las que nos lo pasamos muy bien recordando casi siempre los buenos momentos de nuestro paso por el colegio.

Llega el momento de ir a la universidad y hacemos nuevos amigos, compañeros de carrera, y aquí los vínculos afectivos son más fuertes y muchas veces más duraderos. Muchos amigos se quedan en el camino porque no basta ser inteligente; hay que ser trabajador. Muchos compañeros del colegio, inteligentes, se quedaron en la cuneta porque había que estudiar duro y no tenían hábito de estudio.

La amistad en estos años puede perdurar toda una vida. Muchos se casan entre compañeros de clase. Y así hay muchos matrimonios en que los dos son médicos, abogados, ingenieros o arquitectos, entre otras disciplinas.

Pero los amigos se hacen más necesarios cuando llega nuestra jubilación. Una pandilla de amigos funciona cuando se respeta la personalidad de cada uno de ellos y no se hacen distinciones y se practica la ayuda mutua. El amigo es aquel que se alegra de tus éxitos y sufre con tus problemas.

Los amigos son necesarios para cubrir las horas libres que tenemos cuando nos jubilamos. La mayoría de nosotros hemos trabajado doce horas diarias, necesarias para asumir nuestros puestos de responsabilidad o para sustentar nuestras familias. Cuando llega la jubilación puede llegar un vacío que solo se puede llenar con hobbies, familia y amigos.

Amigos de la infancia, amigos del colegio, amigos de la universidad, amigos del trabajo, amigos de última hora...

En una palabra... intimas y te desahogas. Un amigo es un tesoro que debes de cuidar. Dicen los entendidos que de las cuatro provincias gallegas la nuestra de Pontevedra es donde más se valora la amistad. Amigos para siempre... fue el eslogan de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Esa debe ser la divisa con los amigos.

Los amigos exigen compromiso y así como la familia te viene impuesta, los primeros se escogen. Que sirvan estas reflexiones como homenaje a mis amigos. Muertos algunos y otros muchos con los que convivo frecuentemente.

Miembro del club 55*

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