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Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

Tocomocho político

O Salnés sufre las consecuencias del contagio de la promiscuidad política tan en boga. que en la última década dejó un auténtico gangbang de tripartitos y cuatripartitos, eso sí primero de izquierdas o de derechas, principios que ya se dan por superados y que desembocaron en auténticos batiburrillos que mezclan diestras y siniestras con centros y extremos. Las urnas se han convertido simplemente en bolas de cristal que solo algún vidente puede interpretar y aproximarse al acierto, cuando los ciudadanos tuvieron menos clara su unanimidad a la hora de depositar su voto y dejaron abiertas las puertas a acuerdos sibilinos que siempre benefician a los que participan en ellos. Claros ejemplos son Pontecesures, Catoira o Meaño que emplearon todos los jokers de la baraja para que el tahúr pudiera ganar la partida en la primera mano.

Las jugadas son sibilinas. El primer paso consiste en dar "jaque al rey", retirar del trono al eterno emperador como pasó en Meis o Catoira con dos incombustibles como Alberto García o José Luis Pérez. Conseguido el trofeo, lo siguiente es dar coherencia a una organización, siempre basada en los principios más democráticos y justos, "en aras de la transparencia". Esos argumentos tan al uso y perfeccionistas, que se condimentan con gestos, de entrada, como reducción de sueldos y diálogo permanente. De Catecismo efectista.

Y finalmente, hallazgo de la fórmula química que permita superar cualquier crítica, porque claro habrá que justificar que el PP permita que gobierne el BNG -"esos que apoyan a Bildu", se hartaron de decir en campaña-, o que al PSOE no le importe que el PP siga en un gobierno local, si hace falta. Son crasos ejemplos de Catoira y Meaño. Contrapartidas muchas, pero casi todas de índole personal, da igual económicas, de influencia o por simple recochineo, porque ¡vas a ver tú como me las gasto!

Y al final se riza el rizo, y se llega a la solución en el que la estrategia de unos y la ambición de otros consigue defenestrar a otro intocable y la Mancomunidade cambiará de manos porque otros obraron arteramente. ¿Tocomocho o traición a las reglas de juego?

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