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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La abstención

A estas alturas, y vistos los precedentes, es posible que a una gran parte de la población de este antiguo Reino ya nada de cuanto se cuece en política pueda sorprenderla. Ni siquiera el hecho de que quienes se proclaman valedores de los intereses generales gallegos, a la hora de demostrarlo piensen más en otros que en los propios. Un mal que afecta a la práctica totalidad de los profesionales de ese oficio, aunque unos lo disimulen mejor que otras. Claro que siempre hay modo de descubrirlos: la propia política proporciona tarde o temprano el modo de hacerlo.

Se ha dicho con frecuencia que, de vez en cuando, para muestra basta un botón. Y la experiencia aporta un dato con cierto margen de garantía para no equivocarse de prueba citando la más reciente. En este caso, se trata de la abstención del PSdeG-PSOE en la votación del Parlamento gallego a fin de apoyar a la Xunta en la reclamación al Estado de 700 millones de euros para las arcas autonómicas. Tiene válida explicación y todos los demás votaron a favor; lo que no pasa de un gesto, ya que la mayoría absoluta del PP garantizaba el apoyo a la petición. Pero hay gestos y gestos.

Lo peor de este -feo- protagonizado por los socialistas, es que no fue el primero y tal como pinta el futuro inmediato, es muy probable que tampoco vaya a ser el último. Y desde el punto de vista de quien lo expone, por dos razones básicas: una, que la actual dirección socialista ha demostrado, como ninguna otra antes, una extrema docilidad a sus jefes en Madrid. La segunda, porque también de forma más clara que nunca, la sumisión al PSOE se produce incluso aceptando, en silencio, decisiones que perjudican a Galicia como país. Podría hacerse una relación de ejemplos, pero seguramente sería demasiado larga.

(Algunos observadores, proclives a buscar una interpretación bondadosa a hechos que no resisten ni de lejos tan caritativa actitud, podrían discutir la mayor. Y, con razón, expondrían casos parecidos de servilismo político demostrado desde aquí a otros jefes y otros partidos. Pero no tantos en tan poco tiempo como el que lleva el socialismo gallego de ahora diciendo "amén" a lo que sale -o no sale, y debería- de Moncloa o de Ferraz. Y, por supuesto, tampoco existe precedente claro de un fervor tan entusiasta. ¿O es que hay que recordar afirmaciones del secretario xeral del PSdeG o del delegado del Gobierno en A Coruña??)

Dicho lo dicho -todo lo cual es opinión personal-, quizá resulte oportuno llamar la atención acerca de que la extraña -y no bien explicada por sus portavoces- actitud socialista sea el resultado de la apuesta del presidente Sánchez por la abstención en casi todo. Es lo que en principio le conviene, y no está mal que intente convencer a cuantos más, mejor. Pero parece claro que hacerlo sin condiciones no beneficia a este Reino, porque pierde peso su reclamación y en lo de la investidura porque, ante los precedentes próximos, es como para echarse a temblar. Y si además algunos ministros actuales siguen, habría que pedir socorro.

¿O no??

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