Tal como van las cosas, es en cierto modo divertido destacar la prisa del PSdeG-PSOE por llegar primero a la casilla que marque la salida de la próxima campaña electoral. Y además tiene lógica, desde luego, porque se supone que la cita será -en 2020- para disputarle la Xunta al conocido como PPdeG, y en ese sentido da lo mismo que la carrera sea oficial u oficiosa con tal de que sirva para llegar primero. La gracia consiste en que aunque el agnosticismo se extiende por la política "progresista", algunos de sus principales exponentes parezcan acogerse a la máxima aquella que dice lo de que "a quien madruga Dios le ayuda".
(Metidos en el terreno de los refranes, sería igualmente de aplicación -preventiva, en este caso- pero en sentido contrario otro que advierte de que "no por mucho madrugar amanece más temprano". Y en verdad tiene mucho de premonitorio, porque la historia reciente está plagada de ejemplos de los que se deduce la exactitud del aviso. No son pocos los que creyeron que adelantarse al resto suponía una ventaja imbatible pero se percataron de su error cuando ya era tarde y la fatiga los hacía tan lentos que a la vista de la meta los adelantaban rivales que parecían más débiles.)
Las distintas interpretaciones de esa actitud tempranera podrían aplicarse también a la necesidad de acompañarlas con algo sólido y de un cierto interés colectivo. Los programas de gobierno, por ejemplo, que pueden ser verosímiles o no, aplicables o inaplicables pero que por fuerza deben convencer. Y se da el caso de que, al menos de momento, nadie sabe con exactitud -e incluso aproximadamente- qué proponen en concreto -ya que buscan votos- y más allá de los tópicos, los socialistas gallegos para mejorar la vida en este Reino. Y si se opina por lo que hacen sus superiores -a los que obedecen con una docilidad extrema- desde Madrid, no apunta a que el panorama se aclare.
Resulta posible que los interpretadores de la dirección del PSdeG repliquen al punto de vista -personal, como siempre- que se expone recordando precisamente el tiempo que falta para las elecciones y el margen que aún queda para elaborar sus propuestas. Algo que es cierto, pero que choca con la prisa antes mencionada para iniciar la precampaña. Un punto este que no ha quedado resuelto ni siquiera en el muy reciente y altanero desafío de la nomenklatura socialista, cuando afirmó que su partido está "preparado" para desbancar al señor Feijóo "cuando él quiera".
Una frase habitual en estos casos es la de que "lo que sea sonará", y a su debido tiempo. De indiscutible acierto, pero hay que condicionarla con frecuencia no sólo al paso de los días y el hacer de sus protagonistas, sino a lo imprevisible, que algunos llaman imponderables y que como es natural, quedan fuera de los cálculos que hagan los madrugadores. De ahí precisamente que ni siquiera los poderes supranaturales puedan garantizar el éxito de empezar primero. Ya dejó advertida la sabiduría popular que a buen entendedor, pocas palabras bastan.
¿No??
