El informe presentado ayer por el Foro Económico de Galicia encaja bien con el discurso que viene manteniendo desde hace ahora un año. Nos hallamos en un momento de desaceleración suave de la actividad económica. Seguimos a una tasa de crecimiento elevada, tanto en perspectiva histórica como comparada con lo que pasa por Europa adelante. Pero 2019 no será un año tan bueno en lo económico como 2018. El PIB crecerá medio punto menos; aumentará el empleo, pero no tanto como en el ejercicio anterior.
La cuota de sorpresa se la atribuimos a la dinámica de los dos motores que impulsan una economía. El motor interno tira con fuerza. Desde antes de la gran recesión no veíamos expansiones del consumo familiar o de la inversión empresarial tan viva. El problema es el motor externo. Aparentemente, se ha gripado. Como anticipamos en el Balance Exportador de Galicia (BAEXGA) del primer trimestre, caen las ventas al exterior de la automoción y se desploma el textil. Mucho más de lo explicable.
¿Es posible que sea más un problema estadístico que una realidad? ¿Es factible que se estén produciendo cambios en las cadenas logísticas, de forma que lo que antes se anotaba como exportación desde Galicia ahora salga por otros puertos y aeropuertos? Sería bueno aclarar estas cuestiones. Porque, de no existir explicaciones de tipo estadístico, la caída de las exportaciones sería una mala noticia; y antesala de una desaceleración más intensa de la economía gallega.
*Director del Foro Económico de Galicia
