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Un gran trajín de viajeros y diligencias

La plaza de la Herrería, entonces denominada Real Plaza y poco después plaza de la Constitución, fue el lugar de referencia por antonomasia de las salidas y entradas de las diligencias a Pontevedra. Por la puerta de Trabancas, a la altura del bar Saboy, llegaban los carruajes a galope desde el exterior de las murallas hasta su pronta demolición.

La línea de diligencias más antigua de esta ciudad, que está bien documentada por sus anuncios publicitarios, enlazaba Pontevedra con Santiago en el año 1948. Inicialmente, la empresa ofrecía solo dos servicios semanales: los lunes y los viernes, de Santiago a Pontevedra; y los martes y los sábados, de Pontevedra a Santiago, con paradas en Caldas de Reis y Padrón. En ambas direcciones, las salidas eran a las cuatro de la madrugada y las llegadas a las tres de la tarde, con unas once horas de trayecto.

A partir del 1 de octubre de aquel año entró en liza una segunda empresa que ofertó tres viajes semanales. Los lunes, miércoles y viernes, hacia Santiago, y hacia Pontevedra los martes jueves y sábados. La competencia resultó buena porque redujo la duración del trayecto en una hora.

Las diligencias entre Pontevedra y Vigo tardaron más tiempo en ponerse en marcha, porque la carretera de unión entre ambas ciudades demoró su terminación una eternidad.

El corresponsal en Vigo del periódico compostelano El Eco de Galicia recogió en una crónica fechada el 20 de julio de 1951 el alborozo general que produjo la llegada de "un medio de comunicación hasta ahora desconocido". Aquella diligencia realizó el viaje "en solo cinco horas y con mucha comodidad" y los vecinos le tributaron un cálido recibimiento.

Escasamente tres meses después ya estaba consolidado un viaje diario entre ambas poblaciones y la demanda era tan grande, que hasta se recomendaba comprar el billete con antelación para no quedarse sin plaza.

A partir de 1851 se estableció una gran pugna entre la Compañía de Diligencias del Poniente de España (popularmente La Poniente) y la Empresa Navarra, por ofrecer la mejor conexión entre Galicia y Madrid, desde A Coruña. Un año después, la primera extendió su ramal de A Coruña y Santiago a Pontevedra y Vigo. Entonces comenzó a ofertar el viaje a Madrid en cuatro días y medio (tres y medio desde A Coruña) al precio de 240 reales. Sus anuncios eran suficientemente explícitos:

"Los carruajes de la empresa titulada del Poniente -informaba- salen diariamente de Vigo a las cuatro de la mañana en la época de verano y a las seis en la de invierno, llegando a Pontevedra en la primera época a las siete de la mañana, y en la segunda a las nueve."

Para los viajeros que seguían trayecto a Santiago, el servicio incluía una hora de descanso para desayunar en Pontevedra. Y quienes deseaban viajar a Madrid, no tenían otro remedio que esperar en Compostela al día siguiente para continuar hasta A Coruña y enlazar con la diligencia de Madrid.

Entonces, la falta de espacio en los carruajes ya obligaba a cobrar por exceso de equipaje a los viajeros: hasta una arroba de peso iba incluida en el precio del billete, pero el exceso se pagaba a cuatro reales a Pontevedra y hasta diez reales hasta Santiago. Lo mismo que ocurre hoy en los aviones.

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