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Ilustres

Mani Moretón, 40 años de fotografía en Galicia

Después de cuatro décadas y de haber logrado una síntesis entre oficio y vocación, el fotógrafo Mani Moretón, tan presente en la vida cultural orensana se jubila, sin que ello signifique renunciar a una vocación que se ha ido acrecentando con el paso del tiempo y que le ha permitido mantener su libertad a pesar de trabajar vinculado al encargo.

Sus comienzos como fotógrafo hay que buscarlos en los años setenta en que colabora con amigos en actividades políticas, sociales y culturales, cada día un tema nuevo, reportajes, carteles, algún retrato; pequeñas cosas que dirigen sus pasos hacia otro grupo de gente de más edad, con otra formación, manantial suficiente para tomar conciencia y darle sentido a una actividad incipiente y por tanto caótica. Recuerda con cariño el trabajo realizado con los escultores Enrique Conde y Luis Borrajo, con los poetas Miguel Fernández y Miguel Capela y con los músicos Moncho Lusquiños y Julio Losada. Todos ellos conformaban el núcleo de sus amigos cotidianos.

En aquellos años no existían escuelas de fotografía, el aprendizaje era a través de pequeñas monografías de la editorial Gustavo Gili que explicaban que era un obturador o un diafragma y las combinaciones de ambos para de acuerdo con la sensibilidad de las películas obtener imágenes correctas. La manera de componer se aprendía viendo revistas ilustradas que aunque escasas alguna había, así nombres como Cartier Bresson, Capa, Aleksandr Ródchenko, Doisneau, Ansel Adams, Dorothea Lange, Arnold Newman, Leni Riefenstahl, etc. empezaron a ser familiares y necesarios para poner orden. Todo esto va dándole una formación clásica con un fuerte sesgo autodidacta que le permite experimentar entre lo existente y lo nuevo.

Por aquel entonces también colaboraba ocasionalmente con el pintor Pepe Corbal. Capturaba imágenes de arquitectura, patrimonio, romerías, retratos, un poco de todo; esas fotos el pintor las usaba como información para sus dibujos en blanco y negro sobre Galicia. El propio Mani alude a estos comienzos con el artista: "No copiaba, destrozaba los encuadres, abría espacios que no existían, juntaba, separaba ? y el resultado es fantástico, esa libertad para crear es la que convierte su trabajo en obras de arte. La pasión de Pepe Corbal por Galicia y su patrimonio, material e inmaterial era realmente contagiosa. Buena escuela para un fotógrafo en formación".

Estas experiencias fueron decisivas a pesar de que en aquellos años su economía era precaria. Una Nikkormat, formato 35 mm, de segunda mano, comprada al fotógrafo Fernando del Río, era la única herramienta disponible. Tiempo después Fernando lo acogió en su taller, fue ahí donde se familiarizó con cámaras de formato medio y gran formato y acabados profesionales.

La fotografía en Galicia estaba en manos de profesionales volcados en el trabajo social, todos tenían una manera de hacer muy similar que les permitía vivir dignamente y hasta ahí llegaba la profesión. La referencia más luminosa, considera Mani, era el trabajo del fotógrafo de Allariz José Suárez. La sociedad ourensana no había desarrollado una afición destacada por la fotografía y las cámaras de calidad eran contadas y caras.

La experiencia del fotógrafo continuaba su ciclo con variaciones, viajar era una de ellas, España, Portugal, Marruecos, Túnez, U.R.S.S., U.S.A., Italia, Holanda, Francia? podía seguir así pero llega un momento que esto no es suficiente, y de repente, su voluntad de permanencia, lo lleva a afrontar el reto de convertirse en autónomo, en un pequeño empresario para dar servicio a otras empresas.

Y con la premisa de que: "El trabajo es lo que realmente forma a un fotógrafo, cada trabajo es un nuevo reto que hay que resolver y del que tienes que sentirte orgulloso, todo lo demás es un fracaso". De este modo fue a dar con Caixa Ourense y su Obra Social que dirigía por aquellos años Carlos Quesada. Había la necesidad de difundir nuestro patrimonio a través de publicaciones de calidad y a eso se dedicó durante muchos años. El resultado del trabajo en y sobre Ourense tuvo mucho que ver con el desarrollo del mundo editorial en Galicia, la fotografía, los autores de los textos, las imprentas, los editores. Todo se asoció para crear productos de gran calidad que eran demandados por una sociedad cada vez más curiosa e interesada por su patrimonio.

Comienza así un periodo de una actividad imparable y también comienza a consolidarse el fotógrafo que hoy conocemos, el que supo extraer de lo tradicional y lo contemporáneo la inspiración para crear su propio lenguaje.

Activo y polifacético se acomoda con naturalidad al abanico de posibilidades que ofrece el campo fotográfico. Poco dado a las exposiciones cuenta con varias en su haber. La última en la sala Valente de nuestra ciudad sobre "Variacións Pórtico do Paraiso". Es en el apartado editorial, como ya hemos visto, en donde se centra la mayor parte de su obra.

De Mani Moretón se puede decir que fue uno de los artífices de la renovación del lenguaje fotográfico del mundo editorial gallego en los últimos años del siglo XX. Su obra, imposible de resumir aquí, va desde los libros de gran formato como los de Caixa Orense o El Ourense de oro, a los catálogos y libros de artistas plásticos como los dedicados a Antonio Failde, Baldomero Moreiras o Acisclo Manzano, además de otros títulos sobre diversos apartados de nuestro patrimonio y catálogos de grandes exposiciones. Con José Luis de Dios realizó el libro-poemario Herbas de cego (2008) con poemas de Manuel Rivas y que el fotógrafo llama "el libro secuestrado" porque nunca fue presentado por el Ayuntamiento. Proyectos multidisciplinarios, fotografía desde el aire, publicidad y retratos también suman en su haber.

Toda la obra de Mani, aunque numerosa, coincide en mostrarnos bajo una aparente sencillez una mirada reflexiva respaldada por una extrema agudeza visual a la que nada se le escapa y a un experto conocedor del tema a fotografiar.

En todo este tiempo la fotografía técnicamente ha cambiado mucho. Hasta el año 2000 era en soporte químico y se precisaba conocimiento y medios y las imágenes se atesoraban en álbumes, libros, marcos, etc. A partir del año 2000 la fotografía se hace en soporte digital, en esta nueva fase su popularidad es imbatible, cualquiera es autosuficiente a coste ínfimo. Como resultado de esa popularidad la imagen ya no se guarda, se consume y el fotógrafo tiene sus dudas sobre lo que perdurará el día de mañana de los archivos gráficos de una época en la que se realizaron más fotografías de la historia.

Como conclusión transcribimos una reflexión del propio Mani Moretón: Después de 40 años trabajando mi capacidad de sorpresa con respecto al tema de documentar nuestro patrimonio empieza a notar lo que Ferlosio llama el efecto "turifel". Mis ojos ante un monumento lo primero que hacen es identificarlo, asociarlo a una hora de luz, unas formas, un color, un encuadre; es una imagen preconcebida. Mis ojos ya no ven, sino que crean una identidad.

Esta falta de frescura y un montón de razones más, son las que me han llevado a tomar la decisión de retirarme agradeciéndole a Galicia su generosa hospitalidad con mi trabajo.

* Doctora de Historia del Arte

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