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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El precedente

A estas horas, y más allá de lo que pueda aportar una lectura aritmética de los resultados finales, no parecen discutibles algunas conclusiones políticas. La primera, que los pactos no han hecho sino atenerse al precedente en lo que a balance se refiere. La segunda, que la excepción de Ourense no hace sino confirmar la regla: en Galicia, el PP está bastante más solo que en el resto. La tercera, en fin -y sin agotar otras posibles- que, aparte la extrapolación, absurda a falta de un año y medio, muchos datos parecen ratificar que el 2020 será especialmente complicado para quienes, hasta ahora, sólo aceptaban la tesis de victoria.

Se acude al precedente porque en casi todas partes se ha cumplido, en el sentido de que a la hora de los acuerdos, la izquierda sólo tiene una referencia, que es apartar a los populares del poder como sea, incluso engañándose a sí misma en sus diferentes especies y sobre todo a los electores a base de fingir que sus diferencias no son irreconciliables a la hora de gestionar en común. Y la segunda observación no precisa argumentario: el PPdeG es la única fuerza de centroderecha que cuenta aquí, porque Vox no existe y Cs apenas significa un residuo esporádico a la hora de fijar o determinar gobiernos locales. Y eso hace que Feijóo esté en desventaja con Casado y pierda poder territorial.

En cuanto a la tercera observación, va de suyo tras las dos anteriores: si las cosas no cambian, y en este lado del macizo galaico no parece que vaya a ocurrir de modo significativo, las autonómicas se presentan como siempre. La derecha moderna frente a todos o al albur de algún espontáneo que llegue casi de milagro al Parlamento. Y además, y tras regalar Ourense para satisfacer al único "señor de la guerra" que le queda, el PPdeG renuncia a lo que suele decidir los comicios regionales y generales: la gobernanza de las grandes ciudades. Mal negocio.

Ante ese panorama, los "expertos" del PPdeG parecen decididos a no cambiar de estrategia: mantenella y no enmendalla ante cualquier contingencia. Manejando datos que de tan repetidos se han convertido en tópicos, insisten en la fortaleza de su estructura partidaria como factor inamovible y distribuyen por su escalafón encuestas ad hoc para animar a las bases. Una de las últimas -que extrapola, claro, a pesar de las consejas habituales de evitarlo- apunta a que -y pese a todo- si lo de 2020 fuese ahora, el PP se asigna 36/38 diputados. O sea, que sí son ad hoc.

Ese tipo de análisis parte del supuesto, que el staff de San Caetano da por hecho, de que su candidato a la Xunta será de nuevo el señor Feijóo, plenamente consciente de que cualquier otra hipótesis sería una invitación al harakiri. Y atienden otra suposición, menos probable: que, llegado el momento, reúnan todo su voto habitual porque los rivales teóricos, Cs y Vox, sigan en la inopia. Pero se da una circunstancia negativa, y es que sus aliados de ahora no cuenten para la cita pendiente, como por cierto marcan los precedentes, y otra vez se quede el PPdeG huérfano de pactos. Y si eso ocurriera, su esperanza de repetir en la Xunta se basaría en que sus rivales tengan menos peso que una mosca y que, además y por eso, no lleguen a ser mayoría en la Cámara. Algo nada improbable, pero que es como jugar a la ruleta rusa y salir siempre vivo. Y eso es tentar demasiado a la suerte.

¿No??

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