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Ilustres

Ourense, en la retaguardia del ataque de Drake a Galicia en 1589

El año 1589 vivió Galicia una preocupación seria por el ataque de la Armada inglesa a Galicia aprovechando que la defensa española tras el fracaso de la llamada Armada Invencible que se estaba recomponiendo, no tenía muchas posibilidades de hacer frente a una poderosa armada al frente de la cual estaba el temido corsario Francis Drake, teniendo varios propósitos la expedición: conquistar un puesto peninsular para desde allí organizar la insurrección de Portugal de la que hacía dos décadas era rey Felipe II, teniendo deseos de proclamar rey al prior de Crato, también conseguir un gran botín de las poblaciones que invadirían y dentro de la mentalidad fanática del protestantismo de aquel momento, destruir Santiago de Compostela como lugar de referencia del culto católico a las reliquias. La expedición compuesta de 120 embarcaciones inglesas y holandesas llevaba a bordo 23.375 personas de las cuales 19.000 eran soldados al mando del mariscal sir John Norreis. Desde diversos puertos de Inglaterra partieron el 13 de abril de 1589 en dirección a la península. A finales de mes la flota penetró en la ría de A Coruña en la que se restablecían de las penalidades de la invencible cinco maltrechos navíos y 11 compañías de soldados que debieron refugiarse en la ría de Ferrol tras el Castillo de San Felipe. En los días siguientes los ingleses comenzaron el desembarco enfrentándose en el Puente do Burgo con las tropas españolas, el asedio de A Coruña se hizo intenso y el 14 de mayo penetraron tras abrir una brecha en la ciudad causando gran mortandad entre los defensores y es cuando históricamente una mujer de 24 años que acababa de ver morir a su marido se convirtió en una heroína, animando a los decaídos defensores y logrando rechazar a los ingleses con sus arengas y su valentía es la famosa María Pita, cuyo nombre completo era María Mayor Fernández de Cámara y Pita. Tras este fracaso los ingleses se volvieron a embarcar dirigiéndose hacia Vigo ciudad carente de fortificaciones que consiguieron saquearla e incendiarla, entre las pérdidas estuvieron varias las iglesias, especialmente destruidas por razones de intolerancia religiosa protestante. Realmente fue un fracaso el resultado final que evitaría en las décadas siguientes todo intento agresivo y al famoso pirata lo redujo a un discreto vivir.

Miedo y precaución

La preocupación y el miedo fueron una realidad en aquellos momentos para toda la costa gallega y especialmente para Santiago de Compostela porque se sabían las intenciones bastante probables de destruirla o al menos saquearla.

Eso motivó las que principalmente el arzobispo don Juan de Sanclemente, que anteriormente había sido Obispo de Ourense, y el cabildo acordaran reforzar las fortificaciones de la ciudad, poner a buen recaudo los documentos más importantes del archivo, los ornamentos y objetos de culto más preciosos y cómo no las reliquias que eran uno de los reclamos de la Iglesia de Compostela y la razón principal de la amenaza. Noticia de todo ello nos la da el historiador López Ferreiro en el tomo octavo, capítulo XI de su Historia de la Santa A.M. Iglesia de Santiago de Compostela (Santiago 1905), donde recoge los Acuerdos Capitulares y detalla algunas circunstancias de las precauciones defensivas, informando también que aunque en un primer momento las Reliquias del Apóstol eran las que más interés despertaban, no se atrevieron a sacarlas de la catedral, sino a colocarlas en otro lugar disimulado, diciendo el arzobispo una frase feliz: "Dejemos al Santo Apóstol, que él se defenderá y nos defenderá".

Las reliquias en Ourense

Es en este momento cuando Ourense toma parte en esta historia con dos hechos. El primero es que será nuestra catedral el destino de las reliquias de la catedral de Santiago, que aquí son traídas y custodiadas, y si las actas de Santiago quizá por prudencia, no recogieron el hecho, si las actas del cabildo de Ourense se hicieron eco de este acontecimiento extraordinario. En el destino de la catedral, sin duda, también tenía que ver con la relación del arzobispo con su antigua sede donde tantas generosidades prodigó. López Ferreiro ya recogió, ofrecida por don Manuel Sánchez Arteaga, la transcripción del Acuerdo Capitular de 10 de mayo de 1589, donde se trató el asunto de la venida de las reliquias y recibimiento de las mismas y lugar donde las iban a colocar que dice así: "Este día llegó un correo del señor arzobispo de Santiago y trajó una letra suya en que avisa al cabildo del aprieto y gran peligro en que está La Coruña y lo que se espera en Santiago y que por esta causa enviaba la mayor de las reliquias de aquella Santa Iglesia y pide sean puestas en parte segura donde al cabildo le pareciere. Tratose de ello y se resolvió que a las reliquias salgan a recibir toda la Iglesia hasta la ermita de Nuestra Señora,donde el cabildo la reciba y se traigan con toda la reverencia posible y traídas se verá el lugar donde se han de poner si en la sacristía mayor, arriba de la plata y se allí no hubiere lugar en la sacristía del Santo crucifijo. (ACO. Actas Capitulares tomo 5º)

Añadimos de la misma fuente otros dos acuerdos capitulares inéditos sobre este asunto. Tratan del regreso a Santiago de las reliquias una vez disipado el peligro, son estos: Cabildo de 9 de junio a la tarde1589. "Este día entraron en cabildo el cardenal Juan de Barros y el canónigo Eliseo y con ellos el doctor Osma, canónigos prebendados de la Santa Iglesia de Santiago y dijeron cómo el señor arzobispo de Santiago y el cabildo de la dicha Iglesia les enviaba a rendirles las gracias del recibimiento y amparo que habían hecho a la Santas reliquias de aquella Iglesia y a ofrecer en sus nombres todo lo que aquella Santa Iglesia podía ofrecer y juntamente entregaron dos letras una del señor arzobispo y la otra del cabildo en que en efecto dicen lo mismo y piden sean servidos entregar las dichas reliquias al dicho cardenal Barros y más beneficiados para que se vuelvan a donde deben estar. Salidos se trató de ello y se resolvió que el cardenal Valcarce, Vicario y arcediano de Limia vayan con el dicho cardenal Barros a ver al señor Obispo nuestro prelado y darle parte de ello y dada se las entreguen como lo piden y de la habla, resultará cómo se han de acompañar y entregar." Y "Cabildo de 12 de junio de 1581 "Este día se trató de la hora en que se habían de sacar las reliquias y acompañarlas según se acordó con el señor Obispo y tratado se resolvió que se acompañen hasta donde solía estar San Roque y la hora sea acabadas las vísperas y se responda al arzobispo".

Un mes estuvieron aquí custodiadas bajo la responsabilidad del Cabildo las reliquias compostelanas, recibidas y despedidas con devotas ceremonias acudiendo el Cabildo hasta la ermita de Nuestra Señora del Puente para recibirlas y hasta la de San Roque para despedirlas.

Soldados del obispo

En segundo lugar y es noticia inédita, es el apoyo que atendiendo a la petición del Gobernador del Reino de Galicia, en aquellos momentos de apuro en la defensa de A Coruña, prestó el obispo de Ourense don Pedro González de Acebedo, fomando a su costa un pequeño grupo de soldados, pidiendo al cabildo diese licencia para poner el frente del mismo al cardenal Francisco Juárez, que debería tener cualidades de mando y que recientemente posesionado no podía ausentarse de la Catedral hasta cumplir los meses que se llamaban de residencia. El Cabildo como no podía ser de otro modo accede. El acuerdo dice así: Cabildo de 3 de julio de 1589 a la tarde (ACO. Actas Capitulares tomo 5 fol 307). "Primeramente se leyó una carta del señor obispo por la cual pide y suplica al cabildo, que atento que el Marqués y gobernador de este Reyno le pide gente para la defensa de los puertos y que no tiene quien vaya con sus soldados, sino el cardenal Francisco Juárez su secretario, le hagan merced de que le den licencia para él poder ir con los dichos soldados aunque no tenga acabada su residencia, lo cual votado y por la mayor parte determinado fue que se haga lo que el señor Obispo en su carta pide y suplica y atento que va a contra infieles se le dé también el cuento.

Creo que son noticias al menos curiosas de nuestro pasado y de ese protagonismo generoso que tantas veces ha tenido Ourense en la historia de Galicia.

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