Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sólo será un minuto

Las mentiras del náufrago

Mario: "Podría escribir un gran libro con mi lista de planes frustrados, proyectos que no vieron la luz, sueños rotos y ambiciones desangradas. Grande por sus dimensiones, no por la calidad de sus contenidos. A estas alturas de la película no pensarás que voy a cometer el error infantil de autoengañarme y pensar que las galletas que dejé a los Reyes Magos se las comieron ellos. Acumulo demasiadas noches en vela como para seguir rastros de migas que solo conducen a la decepción. Sería un libro caudaloso, como una de esas novelas-río que tanto le gustaban a mi madre, llenas de amores incandescentes y todo tipo de villanías y heroísmos en erupción. Solo que en mis páginas hay demasiados villanos y pocos héroes. A medio camino, yo: quise hacer muchas cosas, ser un ejemplo para mis hijas de padre noble, sensato, trabajador y justo, y la realidad es que hace meses que no las veo ni me llaman.

Cierto: no me porté bien con su madre y siempre me han culpado de haberla abandonado en plena enfermedad, cuando más me necesitaba. Admito que mi huida no fue una decisión de la que pueda sentirme orgulloso, pero tampoco voy a castigarme por haberla tomado. El matrimonio naufragaba, mi trabajo naufragaba, mi relación con una ex novia que había reaparecido en mi vida también naufragaba. Y con tanto naufragio solo me quedaba refugiarme en una isla desierta donde pudiera empezar de cero, sin grilletes sentimentales ni ataduras conyugales. A mi mujer no la sorprendí. Hacía tiempo que me miraba con cierto desdén y algo de compasión. Eso me hacía más indiferente a sus males. Eres un miserable, me dijo su padre en el funeral, cómo te atreves a venir. Fue mi único gesto de valentía en muchos años, pero no hay nadie que pueda apreciarlo, y pasó a engrosar la lista de errores que confundí con aciertos, uno más en ese gigantesco libro en cuyas páginas no he reservado sitio para el arrepentimiento. ¿Alguna vez has querido a alguien de verdad?, me preguntó mi psicoanalista sin poder ocultar cierto desprecio en su mirada. Sí, respondí, y sé que mi mentira le sentó como un tiro".

Compartir el artículo

stats