Esa mañana del domingo nos fuimos a casa de Flora Prado, ahí en San Pelayo de Navia, a la que sorprendimos preparando unos sargos al horno y a la que llevamos, mientras se hacían, a tomar un aperitivo al de Nené, o sea el bar Jacinto, con María Comesaña y su Juan. Luego comimos un arroz con pollo sin más en La Comidilla con la pandilla, desechando el proyecto anterior de comer en Oia. Tras retirarnos a nuestros aposentos unas horas, ya de atardecida fuimos al furancho de Olimpio Couñago, Redondela arriba, o sea subiendo por Reboreda hasta Quintana. Me fui con Luis "el molinero", Natalia Rodríguez, Amparito Villar, Sesi el de los Pino, Lupi Castilla, Ramón Lojo y y una tal Franco como yo pero de nombre María José. Fuimos allí por dos razones: una, para mostrar a Olimpio que yo no era el de la esquela que leyó y que le hizo dar el pésame por mí a unos amigos. Dos, beber su último vino porque ayer cerró la temporada de su furancho y, la verdad, duda mucho que vuelva a abrirlo la próxima a no ser que se vuelquen sus hijos porque Mucha, su mujer, no puede con todo desde la cocina. Cierto que María, su hija estaba el domingo ayudando y también su hermano Marcos, que nos dijo que como insistiera su padre iba a montar un macrofuranchoresort aprovechando que se puede ver allá a lo lejos la ría de Vigo y que por aquí cerca pasa el río Alvedosa.

De La Viuda a El Pescador

Cayeron en el furancho de Olimpio varias jarras de tinto de ese que no se nota, dos tortillas y dos de zorza a precios populares y al final rezamos una oración para que Olimpio vuelva a abrir. Nos despidió con frase terminante: "Xa mirarei". Pero eso fue el domingo porque el sábado de mañana nos fuimos a Bueu y quedamos con Alicia Resille, con ascendientes en el lugar aunque residente en otros mundos, y su apoderado Ignacio F. Costas, en La Viuda, la única taberna de la Resistencia en la zona como lo demuestran las cuatro patas en que se asienta: No hay televisión. No hay café. No sirven en vaso de tubo y no tienen Aquarius. Por allí estaban Puri Graña y Paco Barreiro, tan atentos como siempre, y de allí nos fuimos a comer las deliciosas cocochas con almejas que preparan en El Pescador. Luego nos fuimos a la playa de Bueu para sacar el blancor, y de vuelta a Vigo hicimos parada en el Auri del alto de Beluso y conocimos allí a Avelino Soto, vendedor de pescados al por mayor que nos hizo volver con dos hojas de bacalao. Pero de Avelino ya hablaremos.

Un tipo de ejemplar tesón

Muchos compas del fútbol le llaman "abuelo" pero no por su culpa, que tiene 41 tacos, sino por culpa de ellos, que tienen muy pocos. Hablo del vigués Jorge Fernández Rodríguez, del que me han hablado más de una vez por su tesón deportivo y espíritu ejemplar. Y es que Jorge trabaja en El Corte Inglés, en el muelle de recepción de mercancías, de 7.00 a 14.30 de lunes a sábado. Es muy querido por todos los compañeros del Corte en general pero levantarse todos los días a las 6 para ir a trabajar no le impide entrenar su pasión, el fútbol, tres días por semana. Lleva jugando toda la vida en equipos como Fuerteventura, Rápido de Bouzas, Celta B... y hasta ha sido máximo goleador en la Liga Preferente Gallega Sur. Este Jorge es un ejemplo de lo que puede la voluntad. Felicitaciones.