A ver, usted, sí, sí, usted? ¿por qué no vio el otro día "El apartamento" en La 2? ¿Que tuvo que atender a su familia? ¿Qué es, que su familia no puede esperar solita un par de horas un miércoles a las diez de la noche? ¿Y usted? Sí, sí, la que está leyendo como si esto no fuera con ella, ¿por qué no vio "El apartamento"? Ah, tenía turno nocturno. Claro, la señorita tenía que trabajar, y como tenía que trabajar se permitió el lujo de no ver "El apartamento". ¿Acaso no sabe que la emisión de "El apartamento" en La 2 es motivo legalmente reconocido para ausentarse del trabajo, según sentencia del Tribunal Constitucional? ¿Y el del fondo? Ah, no se enteró. Ah, estaba viendo "First dates". Ah, estaba viendo "La Voz senior".

Es obligación del Estado intervenir activamente sobre la formación afectiva y artística de la ciudadanía. Son los pilares de una sociedad democrática moderna: la separación de poderes, el cuidado de la sanidad y la educación pública, y la emisión frecuente de "El apartamento" a través de la televisión pública. Y es obligación de los miembros del Estado contribuir a tales fines con su participación activa: pagar cuidadosamente los impuestos que les correspondan, votar en cuantas elecciones se planteen y contemplar con atención desde el primer al último fotograma cuantas emisiones de "El apartamento" programe la televisión pública.

Pero esta vez tan sólo tres coma cuatro de cada cien espectadores eligieron ver "El apartamento". La calidad democrática de una sociedad suele medirse por los índices de abstención electoral; yo creo que son más significativos los índices de abstención de "El apartamento". Noventa y seis coma seis de cada cien espectadores no acudieron a la cita y se perdieron la comedia más sencilla, triste y entrañable de la historia del cine. Luego lamentarán que no saben cómo afrontar la vida o que sus relaciones de pareja van como el culo. Si no ves "El apartamento" no puedes quejarte después. Y da igual tu familia, tu trabajo o "First dates".

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