Ignacio Otero
La polifónica Lembranzas perdió ayer una gran voz y un entusiasta miembro y, la parroquia Sta. María del Puerto, uno de los feligreses más comprometidos. Ignacio Otero Villanueva, básicamente un hombre bueno, rindió su vida tras una no muy larga pero sí penosa enfermedad que hace unos meses le sorprendió y minó su vida a pesar de sus esfuerzos de vitalidad que aún le dieron para participar en Semana Santa en varios de los actos parroquiales e incluso para acudir a algún ensayo de la coral, como si con ello quisiera revitalizarse. Fue pieza clave en las actividades parroquiales y, durante los últimos años, se encargó de preparar el impresionante Belén que en Nadal se monta en el nuevo templo. Colaboró intensamente con el párroco Ángel Saavedra, al que le unía una estrecha amistad, y siguió poniéndose al servicio de los posteriores que recurrían a su saber y su voluntad para resolver los más diversos problemas técnicos que pudieran surgir en cualquier momento. Fundador de la Cofradía del Sepulcro, la enfermedad le sorprendió con un "aviso" que no tuvo respuesta médica agravándose velozmente hasta consumir su vida. Sus deseos de superación y la resignación con que sobrellevó el proceso, fueron ejemplo de valor para quienes le rodearon hasta el final. Descanse en paz el buen amigo y gran marinense que hoy recibirá el tácito homenaje popular que se merece.
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