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tribuna del lector

Europa sí importa

En otros pagos también hay elecciones autonómicas; en Galicia, solamente municipales y europeas. En campaña se habla de las elecciones municipales; y de las europeas, poco. Dicen unos que porque a los candidatos de los distintos partidos políticos a la corporación municipal los conocemos, mientras que a los candidatos europeos solo los reconocemos por los medios.

Para otros, Europa suena muy lejana y, además, no aparece muy transparente y la entendemos poco; se habla de la Comisión Europea, del Consejo, del Tribunal de Justicia, del Banco Central Europeo?, del Parlamento Europeo que, siendo un parlamento, no elige gobierno ni legisla por sí mismo.

Y lo que es más, Europa, la Unión Europea, aparece utilizada por quienes gestionan nuestro día a día como un argumento para justificar decisiones que no nos agradan especialmente a los ciudadanos con el "Europa no nos lo permite, Europa no nos deja".

La consecuencia real de todo esto suele ser que en los comicios europeos tradicionalmente es más elevado el índice de abstención.

El hecho de que coincidan en la misma fecha elecciones europeas y municipales puede ser una razón de tipo práctico para que la tradición se rompa.

Pero hay también abundantes, buenas y sólidas razones para que rompamos intencionadamente el precedente, porque Europa importa y mucho.

Vivimos en un mundo global, en el que la Unión Europea con sus quinientos millones de habitantes significa solo el 7% de la población mundial. En el año 2030, dicen los demógrafos, nuestra población no habrá crecido aunque sí se habrá envejecido; China e India sumarán 1.500 millones. Y África contará con 2.500 millones de habitantes.

En este escenario europeo y mundial se puede razonar la importancia de las elecciones europeas. Porque se necesita una Unión Europea fuerte que pueda influir en la gobernanza mundial asegurando así el espacio de libertad, seguridad y justicia que constituye la Unión Europea, por supuesto con cosas y decisiones que no nos satisfacen plenamente.

Pero la UE es un ejemplo único de integración supranacional que ha comportado paz, prosperidad y bienestar desde la declaración de Schumann el 9 de mayo de 1950.

La seguridad, el respeto de la dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad, el estado de Derecho y el respeto de los derechos humanos, el bienestar de la población de forma compartida han estado en el centro de las aspiraciones de la Unión Europea.

Al lado de estos objetivos amplios y ambiciosos Europa también ha atravesado crisis que han servido para probar su resiliencia y su capacidad para actuar con unidad y determinación.

Y sus objetivos no están colmatados, quizá porque como dijeron los fundadores ,"Europa no se realizará de un solo golpe y en un solo acto". Las dificultades están ahí, día a día, singularmente en los populismos y nacionalismos dispuestos a destruir desde dentro el Parlamento Europeo y las instituciones europeas.

Libre circulación de personas, bienes, capitales y servicios, moneda única, progreso, Erasmus, políticas de cohesión social, económica y territorial son logros que contribuyen al bienestar de los ciudadanos europeos. Pero por delante están los retos actuales y futuros a los que ha de enfrentarse la Unión Europea tanto a nivel interno como externo y en un entorno global inestable y parcialmente hostil, como son las migraciones, el declive democrático, el terrorismo, la seguridad, el cambio climático, las cuestiones medioambientales, el mantenimiento del orden mundial multilateral, la globalización, el comercio internacional libre, justo y basado en normas, asuntos exteriores y defensa, la intolerancia, la xenofobia, y un largo etcétera.

Abordar correctamente estos retos exige una Unión Europea más fuerte y una unión más estable entre los pueblos de Europa, aunque a veces conlleve una cesión de soberanía, atemperada por el principio de subsidiariedad: "Europa hace aquello que los Estados miembros no puedan hacer mejor por sí mismos" .

Desde el punto de vista de cada estado miembro hoy en día nuestras vidas están ya regidas por normas europeas, directamente aplicables unas, caso de los reglamentos, o necesitadas de transposición otras, supuesto de las directivas; unas y otras han representado un avance importante en el bienestar de los europeos.

Desde su constitución, Roma 25 de marzo de 1957, pasando por el Acta Única (Luxemburgo/La Haya) de 1986, por los Tratados de Maastricht de 1992 y de Ámsterdam de 1996, específicamente este último para "reformar los Tratados para tener en cuenta en mayor medida la opinión de los ciudadanos", y por los Tratados de Niza en 2001 y de Lisboa en 2007, el Parlamento Europeo ha venido ampliando sus competencias en línea con las palabras de Schumann en 1950: "(...) Europa se hará gracias a realizaciones concretas que creen en primer lugar una solidaridad de hecho".

En el manifiesto de Ventotene Altiero Spinelli y Ernesto Rossi apostaban por un futuro pacífico y compartido en el largo camino de integración europea.

La Unión Europea, en ese largo camino, está hoy en día en una difícil parada, 'Brexit' incluido. Fría parada, que necesita el calor de la participación ciudadana que la refuerce y la impulse frente a riesgos internos y externos.

También los europeos, eurófilos que no eurobeatos, debemos ser conscientes de que fuera de la Unión Europea hace mucho frío.

*Exalcalde de Vigo. Exparlamentario europeo (1999-2004)

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