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Señales de incendio

La escalada de tensión entre Estados Unidos e Irán desprende el ya viejo aroma trumpiano a cortina de humo destinada a difuminar los contornos de una molesta situación interna. Recuerden que Venezuela fue propulsada en enero al primer plano mundial en respuesta a la conquista demócrata de la Cámara de Representantes. Pues bien, parece que ahora, al año de que Estados Unidos volviese papel mojado el acuerdo nuclear de 2015, el régimen de los ayatolás está en condiciones de aliviar la presión que esa misma Cámara ejerce sobre Trump y su fiscal general para que le levanten la censura al informe de la trama rusa.

Ahora bien, sin fuego no hay cortina de humo consistente. De ahí la relevancia de las señales que, desde el pasado fin de semana, delatan que la hoguera de Irán recibe alimento incesante. Las de ayer fueron poderosas: EE UU evacuó a su personal diplomático de Irak mientras insistía en que la amenaza de una agresión iraní es inminente, ignorando los desmentidos de sus aliados británicos en Siria e Irak. Alemania y Holanda suspendieron sus misiones de instrucción de soldados iraquíes. El lunes España había separado la "Méndez Núñez" del grupo aeronaval dirigido al golfo Pérsico.

Aunque en estas situaciones suele acudir a la mente la palabra "guerra", como sinónimo de guerra abierta, cada gobernante tiene sus métodos y sus obsesiones, y a menudo las locuras conocen un límite. De modo que, por el momento, podrían ser útiles algunos recordatorios. Por ejemplo, que a Trump le gustan los golpes pequeños, susceptibles de integrarse en una táctica de presión y negociación. O que su juguete favorito son los misiles, como los que porta el grupo euronaval desertado por España. O que está tan obsesionado por asfixiar la economía de Irán como por evitar su influjo en Siria, a través de Hezbolá, y en Yemen, a través de los hutíes.

Sumen, con un mapa delante, los supuestos ataques hutíes contra instalaciones petroleras de las euromonarquías del Golfo y a lo mejor el dibujo final se parece a unos misiles rumbo a Yemen o Siria que, acto seguido, aconsejan el bloqueo naval del acceso al golfo Pérsico. Pero no descarten que, entre tanto humo, este dibujo sea apenas algo más que un espejismo.

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