Es una lástima, la verdad, que el estruendo de las campañas electorales -vacías de contenido, como es habitual- impida a candidatos y partidos no ya proponer soluciones a problemas sino atender los avisos acerca de su gravedad. Porque a pesar del retraso, hay organizaciones que analizan el horizonte inmediato y emiten recomendaciones acerca de lo que debiera hacerse para evitar riesgos o al menos limitarlos, de forma que no produzcan los daños que la "distracción" de los que tienen capacidad ejecutiva para prevenirlos podría provocar. Especialmente si la modorra de la estructura política se mantiene.
(Es posible que alguien, quizá despistado, encuentre una contradicción al citar al mismo tiempo el ruido de la campaña y la modorra de sus protagonistas. Pero no la hay, al menos en opinión de quien escribe: parece indiscutible que el estruendo existe y que la costumbre hace que quienes lo causan se adapten a él de tal modo que le dediquen toda su atención, dejando lo demás adormecido hasta que todo se reactive. Lo que sucede es que se pierde demasiado tiempo y hay asuntos que con la espera se "pudren" y cuando se quieren afrontar ya no hay remedio.)
En todo caso, las advertencias -coincidentes- remitidas al "quien corresponda" clásico, aún sin ser nuevas, llevan sello de urgencia. Primero por la obviedad de que no han recibido respuesta activa y, segundo, porque la perspectiva sugiere un grado de deterioro alarmante. Una de ellas afecta a todo el Noroeste y sus demandas conjuntas y la otra también, pero de forma más directa a Galicia. Y ambas llevan remite de las organizaciones empresariales -las sindicales están ocupadas con sus comicios-, que no en todas partes están aletargadas como aquí.
La primera de esas dos advertencias se refiere al riesgo, por desgracia ya demostrado, que corre el Noroeste peninsular ante la discriminación que sufre con respecto a otras zonas o comunidades de España. De forma especial Euskadi y Cataluña, muy favorecidas por el Gobierno del señor Rajoy y ahora "mimadas" por el de don Pedro Sánchez, poco escrupuloso a la hora de asegurarse a cambio de los favores un socorro parlamentario en los momentos en que lo necesite. Algo que visto el 28/A será frecuente, y no hay que ser profeta para anunciarlo.
El segundo de los avisos procede de la industria estratégica y es más concreto todavía. Empresarios gallegos de la pesca, la automoción y el metal reclaman la conversión de una parte de la plataforma logística de Salvaterra en Zona Franca, tal como informa este periódico. Creen esa medida imprescindible para atraer inversiones y hacer frente a lo que llaman "ofensiva" del norte de Portugal. Una acertada, pero complicada, iniciativa en el marco general de una cuestión que ha requerido ya más advertencias anteriores y a las que la Xunta respondió con un plan que apenas tuvo efecto. De modo que todos ellos, empresarios de aquí y del resto del Noroeste, han recordado lo que entienden urgente para prevenir males y resolverlos a tiempo; y lo han hecho en el mejor momento para pedir, que son las elecciones. Ahora hay que ver qué caso les hacen.
¿No??
