"No venimos a gorronear, pero que paguen lo que deben a Cantabria, y después hablamos", asegura el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, eufórico porque por primera vez su partido, el Partido Regionalista de Cantabria, entra en el Congreso de los Diputados. ¿Y qué deben pagar los socialistas, si quieren el apoyo de Revilla? "Es un mercadeo, que empiecen el AVE a Cantabria", demanda.

"Esperamos que mantengan el compromiso adquirido sobre las trasnferencias y sobre inversiones, el tren de alta velocidad", manifiesta el portavoz del Ejecutivo vasco, Josu Erkoreka, después de que el PNV haya logrado elevar su representación en las Cortes de 5 a 6 diputados y ser uno de los fijos en las quinielas de los posibles pactos de Gobierno de Pedro Sánchez.

El número dos de ERC en las elecciones generales, Gabriel Rufián, interpreta que la victoria de su partido en Cataluña el domingo, al pasar de 9 a 15 sus diputados, "obliga" al PSOE a "volver a la mesa de negociación" para discutir la celebración de un "referéndum de autodeterminación".

El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, a cambio del apoyo de los cuatro diputados de su formación, antes eran dos, pedía al PSOE reconocer la plurinacionalidad del Estado y el ejercicio del derecho de autodeterminación "con un referéndum pactado".

Ana Oramas, satisfecha porque Coalición Canaria acaba de recuperar el segundo escaño perdido en 2016, ya anuncia que "tratará de alcanzar acuerdos razonables para que se tenga en cuenta en Madrid la agenda canaria, que incluye temas fundamentales para el futuro de esta tierra". Advierte de que si hay reforma de la Constitución exigirá una "ficha canaria".

Galicia, en esta legislatura y por primera vez en más de 20 años queda fuera de este "mercadeo" en palabras de Revilla porque no habrá ningún nacionalista gallego con asiento en las Cortes. Pedro Sánchez necesitará apoyos para ser investido, para gobernar y sacar cada uno de sus proyectos de ley adelante durante los próximos cuatro años, y ahí están siete partidos nacionalistas o regionalistas exponiendo sus reivindicaciones. Es decir, poniendo precio a sus votos. En la lista no hay ningún partido nacionalista gallego, pese a ser Galicia nacionalidad histórica.

En la pasada legislatura, había dos nacionalistas gallegos en el Congreso, Alexandra Fernández y Miguel Anxo Fernán Vello, ambos de de Anova e integrados en el Grupo de Unidos Podemos. No habrá en la nueva etapa a punto de abrirse entre los 23 diputados gallegos ninguno que tenga como único y máxima referencia Galicia, ninguno que no deba lealtad a la dirección nacional de su partido en Madrid.

Resulta especialmente extraña esta ausencia porque en el contexto estatal las fuerzas nacionalistas, soberanistas y regionalistas han salido reforzadas el 28-A. Si en la pasada legislatura había 27 diputados nacionalistas o regionalistas ahoran son 36: 15 de ERC, 7 de JxCAT, 6 de PNV, 4 de Bildu, 2 de Coalición Canaria, 1 de Compromís 2019 y uno del Partido Regionalista de Cantabria. En cambio, en Galicia, la tendencia ha sido la contraria.

También llama la atención que en la comunidad gallega el BNG lograra solo 7.684 votos más que VOX. La formación frentista, que en su mejor momento recogió 306.000 papeletas que se tradujeron en 3 escaños en el Congreso en el año 2000, ahora solo tiene el 5,74% de las papeletas, y el partido de extemaderecha, el 5,27%. En las provincias de Ourense y Lugo, el partido de Abascal obtuvo más votos que el BNG. ¡Parece que en Galicia hay tantos nacionalistas como antinacionalistas partidarios del fin del Estado de las Autonomías!

Ni sumando los votos de BNG y las otras dos fuerzas nacionalistas que concurrieron en las elecciones del domingo (En Marea y Compromiso por Galicia), el nacionalismo gallego se hubiera hecho un hueco en la Cámara Baja. Alcanzarían poco más de 114.000 votos, lejos de los 182.678 que logró Ciudadanos, la fuerza con menos escaños por Galicia, y que le reportaron dos diputados. No serían apoyos suficientes, pero siendo pocos, ¿para qué dispersarse?

La formación liderada por Ana Pontón duplicó votos desde 2016, pero se trata de una recuperación escasa para volver a sentarse en las Cortes y estar, como pretendía, "al lado de otras naciones del Estado en una legislatura en la que se van a tomar decisiones importantes". La cuestión territorial está pendiente de resolución y con el foco puesto en Cataluña. Cualquier avance no debería dejar atrás a Galicia.

Los argumentos expuestos desde la fuerza nacionalista para justificar el quedarse sin billete de ida a Madrid (una campaña polarizada en el eje izquierda-derecha, la concentración del voto en torno al PSOE para frenar a VOX, ...) parecen endebles, si miramos a otras comunidades, donde los electores en respuesta al partido de Santiago Abascal optaron por reforzar a los nacionalistas. Ahí es donde el BNG y también En Marea y CxG deben hacer autocrítica y buscar soluciones. Bajo el liderazgo de Ana Pontón se inició la remontada del Bloque, pero debe coger velocidad de crucero o no llegará a puerto.

A falta de nacionalistas, el PPdeG desde la Xunta y desde la oposición en las Cortes, deberá velar por los intereses de Galicia, y el PSdeG tendrá que hacer valer su aportación a la victoria de Pedro Sánchez. El mayor crecimiento en voto al PSOE se registró en Galicia (9,92%). Tendrá que esforzarse Gonzalo Caballero, si quiere tener opciones como alternativa a Alberto Núñez Feijóo, pues las prioridades de Pedro Sánchez serán otras. Deberá contentar las demandas de unos cuantos partidos nacionalistas para continuar en La Moncloa. En el proyecto de Presupuestos de 2019, finalmente abortado, el Ejecutivo socialista recortaba un 20% la inversión en la comunidad, y la elevaba un 52% en Cataluña. ¿Volverá a suceder?