Gonzalo Caballero asumió titubeante el liderazgo del PSdeG, un partido dotado como nadie -hasta la irrupción de las Mareas y sus diferentes configuraciones- para las rencillas internas y las zancadillas. Pero ahora es ya otra cosa. Su bautismo de fuego en unas elecciones, las primeras a las que se enfrentó como cabeza del PSdeG, ha acabado en un resultado histórico al vencer por primera vez al PP desde que hay autonomía. Ni los más optimistas contaban con ello. Sin embargo, de este profesor de economía en la Universidad de Vigo se puede decir que se acaba de doctorar cum laude por el revolcón a la política gallega que dieron las urnas.

Evidentemente, al ser unos comicios generales falta por cuantificar en su término justo la impronta de Caballero. Eso se medirá de forma más exacta en las municipales de dentro de un mes y en las autonómicas previstas para 2020, si bien ya nadie le podrá quitar de su hoja de servicios que con él el PSdeG inflingió la primera derrota al PP en las urnas.

El panorama, en principio, le pinta bien, dado que en un mes los gallegos elegirán a sus alcaldes y el resultado de ayer puede servir de arrastre para mañana. Gran parte del éxito, o del fracaso, que pueda sumar el PSOE para entonces depende en buena medida de cómo juegue sus cartas, que cuentan con siete ases que son los triunfos cosechados por los socialistas en las siete ciudades de Galicia.

El PSOE gallego ha contribuido al triunfo de Pedro Sánchez de forma más cualitativa que cuantitativa. Porque cuatro diputados más que en 2016 también suman, pero significa poco comparado con el salto cualitativo de superar al PP por primera vez.

La victoria no fue inesperada del todo, dado que las encuestas, las publicadas y las internas, le daban por encima de los populares, pero sí que resultó inesperada por lo abultado del resultado. Una pequeña revolución.

"No estamos acostumbrados a estos triunfos en Galicia, perdonad", confesó Caballero a los medios con la noche electoral y agotada.