Casi todas las personas que vivimos en este planeta Tierra, deseamos permanecer aquí mucho tiempo. Y, además, con un buen estado de salud. Sin embargo, es totalmente fisiológico que, a medida que pasan los años, vayan apareciendo achaques propios de la edad. Uno de ellos es la descalcificación de los huesos, la osteoporosis; se forma menos cantidad de la que se destruye y los huesos se vuelven más frágiles y quebradizos, por lo que las fracturas se producen ante el mínimo traumatismo. Su frecuencia es mayor en el sexo femenino, a partir de la menopausia, cuando cesa la actividad ovárica y disminuye la producción de estrógenos; a partir de esta fecha, se produce un desequilibrio entre los procesos de formación y reabsorción ósea, a favor de estos últimos, dando lugar a un incremento de la pérdida de hueso. El varón, por supuesto, no esté ajeno al problema. Pero su disminución de masa comienza más tarde y evoluciona más lentamente.

Ahora bien, una vez más, tenemos que señalar que las medidas preventivas van a ser primordiales para evitar que esa pérdida ósea sea importante. De ahí que lo ideal sea tratar de prevenirla estimulando, a ser posible ya desde la infancia, un buen desarrollo óseo, y manteniéndolo a lo largo de toda la vida, con una actividad física adecuada a cada edad y una dieta equilibrada, rica en calcio, mineral necesario a lo largo de toda la vida. En una mujer postmenopausica, la cantidad oscila en torno a los 1.300 mg/día, siendo sus fuentes principales, los derivados lácteos, pescado azul, vegetales verdes oscuros y los frutos secos.

Por otra parte, aparte de la alimentación rica en este mineral, el ejercicio físico -gimnasia, bicicleta, natación, paseos al aire libre...- va a desempeñar un importante papel a lo largo de toda la vida, sin olvidar lo necesario que es a partir de la menopausia. Por una parte, es excelente para beneficiar el sistema cardiovascular y, por la otra, aumenta de manera significativa la flexibilidad y el tono muscular. Otra cosa que se debe tener presente es el cuidado de las posturas corporales: mantener la espalda erguida y alineada al estar sentada, evitar los asientos blandos y los que no tengan respaldo, utilizar colchón y somier firmes y rectos y, algo muy, pero que muy importante, a la hora de transportar pesos, deben ir repartidos por igual entre ambos brazos, procurando llevarlos semiflexionados.