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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los riesgos

Así pues, aunque está a la vista el cierre de la primera fase electoral, quizá quede algo de tiempo para solicitar a los candidatos que, en vez de despellejarse, aporten ideas. Sobre todo las que puedan utilizarse, gane quien gane el domingo, para resolver -o siquiera apuntar salidas- a cuestiones tan graves como los riesgos que afronta la pesca gallega en las aguas de soberanía económica de Namibia. El principal, claro, es el que apunta a la posibilidad de que cuarenta de sus buques hayan de salir de una zona en la que hasta ahora han faenado con apreciable éxito.

(Es cierto que la flota atravesó momentos muy difíciles, en los que -por cierto- se produjeron una serie de detenciones de pesqueros cuya inactividad -en no pocos casos, larga- implicaron agudas crisis financieras entre sus armadores e incluso en alguna entidad que aportó recursos. Y puede ocurrir, aunque resulte extraño, que ese recuerdo, que parecía ya lejano, sea inducido por terceros y perjudique a la flota gallega ahora que el gobierno namibio renovará las cuotas. Un perjuicio que podría dañar el prestigio actual, y su reconocimiento, de esos buques).

Resulta posible que haya quien replique que este asunto entra más y mejor en el ámbito de actuación de los eurodiputados que de los congresistas de este antiguo Reino que se elijan pasado mañana. Y que, por tanto, habría que plantearlo con mayor firmeza cara al 26-M, que cierra la segunda de las procesiones electorales organizadas en esta especie de cuaresma política. Lo que sucede es que en cuanto a la pesca se refiere tanto monta, monta tanto quien lo atienda siempre y cuando se haga a tiempo. Y da la impresión de que el encargo podrá atenderlo antes el Parlamento de Madrid que el de Bruselas. Siquiera para ir calentando motores.

Lo que no está claro aún, dicho desde la opinión de quien escribe, es qué se podrá hacer con mayor eficacia y rapidez, porque el tiempo no sobra. Y, además, cómo habrá de enfocarse, teniendo en cuenta la presión que para obtener buenos resultados ejercen potencias económicas que, como China, trabajan ya en el sur de África en pro de sus intereses estratégicos, entre los cuales desde luego se encuentra la industria pesquera. Por eso es tan importante que espabilen todo lo que puedan aquellos que tengan margen de maniobra. Los de aquí sobre todo, naturalmente.

Expuesto todo lo anterior, es probable que no estorbe una reflexión final. La "cuestión Namibia" implica, desde el punto de vista personal de quien lo dice, no solo la presencia de la flota gallega en caladeros de gran importancia, sino el refuerzo internacional de su buena imagen. Algo imprescindible per se y además clave para futuras concesiones en otros mares y diferentes ocasiones. Y, por supuesto, también para reforzar su peso en la Unión Europea, donde tanta presencia tienen los grupos ecologistas que miran de reojo -pese a los grandes esfuerzos y sacrificios llevados a cabo por la flota- a los barcos pesqueros de este sector del Noroeste. Que ahora necesitan el respaldo y apoyo de su propio Gobierno a través de las gestiones del Parlamento.

¿O no...?

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