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Santiago Lago Peñas.

Apuntes de campaña

La campaña electoral y los debates están acentuando, si cabe, la división en dos bloques enfrentados. Dos bloques que dejan espacio solo a partidos nacionalistas que se mueven entre las tensiones centrífugas y unas reivindicaciones territoriales que, siendo justas en ocasiones, tienden a lo contrario. El panorama no es halagüeño.

Primero, porque para muchas de las reformas perentorias que requiere España necesitamos acuerdos amplios que le den legitimidad social y garantía de estabilidad. Y segundo, porque para afrontar el desafío independentista, resulta necesario un amplio consenso sobre líneas rojas y opciones realmente viables.

Más allá de las preferencias políticas de cada uno, creo que en la coyuntura actual necesitamos, y mucho, un partido de ámbito estatal y situado en el centro ideológico que cumpla un doble papel.

Primero, el de servir de bisagra y aportar los escaños necesarios para formar un gobierno fuerte, en coalición o con un pacto de legislatura. Estoy convencido de que no es bueno que el gobierno central acabe siendo rehén de fuerzas políticas que van más allá de un federalismo vertebrador, para situarse en el confederalismo o la independencia.

Segundo, el de servir de anclaje para que el gobierno no se escore claramente a izquierda o derecha, abrazando una agenda de cambio y reforma gradualista que pudiese recibir apoyos de amplio espectro.

Ciudadanos era ese partido. Pero hace unos meses cambio de enfoque, y en ambos debates electorales lo ha dejado meridianamente claro. Creo que es malo para todos. Y me parece que no va a ser bueno para ellos. El domingo lo veremos.

*Director de GEN (Universidad de Vigo)

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