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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El vacío

Así que, si bien está ya en recta final la campaña, con un par de debates a modo de cierre práctico, y a la vista de que nadie se arriesga a pronunciarse en serio acerca de cómo afrontar el principal problema de este Reino, que es la crisis demográfica, no queda otro remedio que llamar la atención de los votantes. Por si quieren tomar nota de la poca valentía de los candidatos -los principales también: ayer se vio bastante claro- que, conocedores de que afrontar esa cuestión es cosa de mucho tiempo y más recursos, prefieren transitar por los cerros -electorales- de Úbeda a proponer los sacrificios necesarios. Y así creen evitar riesgos.

Se trae a colación el asunto, además de porque amenaza al futuro colectivo e individual y se agrava un poco más cada día sin que se aprecie reacción suficiente de quienes deberían habilitarla. Que en cualquier país maduro sería el conjunto de la sociedad a través de un gran pacto pero que en este apenas logra un par de alusiones a lo "serio que es", sin que se acompañe el tópico con propuestas, plasmadas en un programa, que permitan iniciar el camino para salir del atolladero. Tarea que será, y conviene insistir en ello, larga -cuando menos, un par de generaciones- y dura.

Dicho cuanto precede, conviene añadir que resulta especialmente oportuno, a pesar de la reiteración, tras una noticia publicada en este periódico según la cual sesenta mil jóvenes gallegas "no desean ser madres". Argumentaron diferentes motivos, desde los económicos y laborales hasta las dificultades para la conciliación de sus actividades. En cualquier caso, no parece discutible que el número y las razones agravan la situación general demográfica de una España, y una Galicia, que en pocos años estarán entre las de edad media más alta de la UE.

Los motivos expresados por esos millares de jóvenes son, a la vez, una síntesis de las causas de la despoblación del rural gallego y por supuesto del desplome demográfico de este antiguo Reino. Además -y este es un dato de obligada cita- de la ausencia de planes transversales intergubernamentales e incluso comunitarios europeos que hagan frente al problema. Y, en este punto, conviene recordar que la Xunta insiste en que ha tomado varias iniciativas, pero han sido rechazadas -"reiteradamente"- por la oposición. Pero no constan alternativas serias desde la izquierda.

(Conste que la alusión a la seriedad es generalizada y no sólo retórica. Conviene recordar que entre las "medidas hacia la igualdad", básica para resolver algunos de las cuestiones que se plantean como causas de aquella estadística, hay un vacío: el Gobierno gallego aprobó el obligatorio establecimiento en los rest/room para hombres de los servicios de hoteles, restaurantes -y establecimientos similares- de instalaciones para atender a los bebés en caso de cambio de pañales, etcétera. Puede ser sólo una anécdota pero ese gesto, junto al anuncio del señor Casado de que si llega al gobierno creará un Ministerio de la Familia, o la iniciativa de don Luís Villares sobre la libertad de las escolares en colegios que exigen uniforme para decidir entre falda y pantalón, no parecen, cada una en su nivel, pruebas suficientes de que se ha entendido el problema comm´il faut.

¿Eh??)

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