En esta campaña atípica con unas vacaciones de Semana Santa por medio, con dirigentes que echan el cierre "por festivos", con la extrema derecha a punto de entrar en las Cortes, y marcando la agenda y quién sabe si determinando la gobernabilidad del país, con dos debates en días sucesivos de los cabezas de cartel, con políticos que dan ruedas de prensa o mítines desde la cárcel, con mayores dosis de intolerencia al otro que en ocasiones pasadas, con el PSOE que parece más de centro que nunca y con la derecha más derecha que nunca, ya saben sin complejos, ... llegamos al ecuador con las mismas incertidumbres que al comienzo: ¿Podrá gobernar el PSOE sin necesitar a los independentistas? ¿El poder será para el PP, con el respaldo de Cs y Vox? ¿Si se diese la situación, Albert Rivera, tal cual veleta, anularía su veto al PSOE?

Los dos debates de los candidatos resultarán decisivos por el alto número de indecisos, el 42% en España y el 46% en Galicia. En esta campaña sin contratiempos para Pedro Sánchez, el fiasco de los debates ha jugado en su contra, la responsabilidad del desastre ha sido socialista, y ahora el presidente del Gobierno tiene dos oportunidades para afianzarse o para estrellarse, pero sobre todo acaba de brindar a la oposición dos posibilidades, a falta de una, de remontar.

Quien gane el 28-A debería comprometerse a regular por ley los debates electorales, para que su existencia y su formato no queden al albur de políticos y partidos, que utilizan los debates al servicio de sus estrategias y deciden sobre ellos en función de sus intereses, y no en función del derecho de los ciudadanos a ver y a escuchar a los candidatos confrontando sus programas electorales.

Esta campaña tan atípica también ha supuesto que en Pontevedra seis partidos, con la excepción de Vox, hayan colocado como cabezas de cartel a mujeres: Una doctora que ahora ejerce de presidenta del Congreso y antes fue ministra de Sanidad y Fomento; una directora de colegio, dirigente de UGT que dio el salto a la política para ser edil de Educación en Vigo; una licenciada en Derecho que fue teniente de alcalde de Ferrol, coordinadora de Esquerda Unida durante años y en la última legislatura uno de los pesos pesados del grupo parlamentario de Unidos Podemos en el Congreso; una licenciada en Psicología, de familia sindicalista y novata en las lides políticas que prepara las oposiciones y antes emigró a Inglaterra y Australia; una titulada en Químicas, que antes de ser teniente de alcalde en Pontevedra fue profesora en varios colegios; y una periodista que decidió protagonizar y no escribir las notas de prensa del partido para el que trabajaba ? Seis cabezas de cartel y las seis son mujeres. Son Ana Pastor (PP), Olga Alonso (PSOE), Yolanda Díaz (Unidas Podemos), Iris Malvido (En Marea), Carme da Silva (BNG) y Beatriz Pino (Ciudadanos). La provincia de Pontevedra haría pleno feminista, si no fuera por Vox, que ha situado a un hombre como candidato por la provincia. En concreto, a Antonio Budiño Carballo, general de División del Cuerpo de Intendencia del Ejército de Tierra.

Pontevedra es la circunscripción gallega con más mujeres encabezando listas electorales. En Ourense son cinco de siete igual que en Lugo, y en A Coruña, cuatro de siete. De hecho, en las cuatro provincias, hay más mujeres que hombres al frente de las listas. No era así en 2016. ¿Casualidad o algo tendrá que ver el empuje del 8-M?

La ley obliga a una paridad en las listas del 60-40%, es decir ninguno de los dos géneros puede estar por debajo del 40% de representación en las candidaturas, pero en esta ocasión en Galicia además se ha apostado por colocar al frente a mujeres. Todos los cabezas de cartel del PSOE en Galicia son mujeres y son mayoría en PP, Unidas Podemos, En Marea y Cs. El BNG opta por mitad-mitad.

¿Por qué? Porque los partidos no pueden sustraerse a la sociedad en la que viven y en el país hay una mayor conciencia feminista. Mujeres que no sabían que lo eran, o que no habían reflexionado al respecto ahora se declaran feministas, tras la irrupción del movimiento Me Too, la sentencia de la Manada y las multitudinarias manifestaciones del 8-M de este año y el año pasado.

El 52% de los electores llamados a las urnas el próximo domingo en la comunidad son mujeres. Que haya más mujeres cabezas de cartel, a la espera de que una mujer aspire a la presidencia del Gobierno, es importante. Es una cuestión de visibilidad, que se vea como natural que una mujer puede ponerse al frente. Faltan mujeres con poder, así que escalar posiciones siempre es bueno. Y habría que pensar que al margen de ideologías las mujeres harán y defenderán políticas que favorezcan a las mujeres. ¿O no?

Aunque el 8-M hacía pensar que la cuestión feminista tendría más protagonismo en la campaña, lo cierto es que se ha diluido, pero no del todo. Igual que hay más mujeres cabezas de cartel, también hay un partido, con opciones de entrar en el Congreso, que pone en duda la violencia de género. Si fuese por Vox, la lucha contra este drama no consumiría recursos públicos.

Y la próxima legislatura, dependiendo del juego de mayorías que se establezca en las Cortes, podría ser la que regule la gestación subrogada.

El derecho al aborto, que las mujeres dábamos por consolidado, puede verse recortado, a la vista de las declaraciones de algunos dirigentes de la derecha.

También puede ser la legislatura en la que se reforme el Código Penal para garantizar que en las relaciones sexuales "todo lo que no sea un sí, es un no" , o puede que no haya cambios, pues en el PP habrá quien se pregunte, igual que Cayetana Álvarez de Toledo: " Una duda, ¿de verdad van diciendo ustedes sí, sí, sí hasta el final?".

Violencia de género, vientres de alquiler, regulación del aborto, y el silencio es equivalente al no, ... todas cuestiones que nos conciernen muy directamente, que nos apelan, y sobre las que las mujeres deberían pronunciarse el 28-A con su papeleta en la urna. Un voto más feminista que nunca.